Qué interesante resultará ver la estrategia de comunicaciones de la Arquidiócesis de Cali para ahora desmentir lo que desde el pasado 24 de agosto denunció el Pbro. Germán Robledo Ángel y el Pbro. Hernán Betancourt García con relación a lo que quizá Monseñor Darío Monsalve, entre otros religiosos y miles de feligreses en defensa, puedan llamar el nuevo “plan de inversiones” de la Arquidiócesis. Claro que pensándolo bien resulta un poco difícil justificar cómo o por qué hacen de las limosnas, ingresos por alquiler, venta de sus propiedades o ganancias de los cementerios dinero de bolsillo.
Según denuncias del programa Séptimo Día del Canal Caracol el pasado fin de semana, Monseñor Monsalve a través de la Arquidiócesis decidió apostar, jugar, invertir, o como lo quieran llamar —en lo que hoy para muchos es sinónimo de tristeza, dolor, malestar, rencor, engaño, sueños frustrados o quizá muerte—en las pirámides. Los religiosos Robledo y García hablan de la no despreciable cifra de 2.000 millones de pesos; el columnista Mario Fernando Prado de El Espectador habla de $ 4.800 y la investigación presentada al país este domingo refleja cifras de $ 7.000 millones de pesos. Estas son cifras escandalosas, teniendo como referencia que quienes las donan están convencidos que la Iglesia católica es el mejor canal para ayudar a otros, sin dejar de lado a aquellos que con dar propiedades o grandes sumas de dinero creen estar salvando su alma de una vida llena de “tortura” por haber sido malos, asesinos, corruptos o todo lo que ustedes quieran pensar.
La oficina de comunicaciones de la Arquidiócesis y todos sus colaboradores tienen un nuevo reto, uno igual o más que grande que el pasado, pues recordemos que el resultado o estrategia planteada gracias al último escándalo presentado en este mismo año de pederastia dio como resultado una campaña de mensajes de reconciliación y respeto por la vida entrelazada a una frase final que le dio vuelta a la historia de aquel drama para quienes la padecían: La culpa es de los padres que el entregan al párroco sus hijos. Muy poco acertada creo yo…
Monseñor Monsalve diga algo, dé la cara. Los medios y quienes escribimos de manera imparcial sobre temas que a mí y a muchos nos tocan queremos saber la verdad y no solo ver de su parte posturas quejambrosas bloqueos y censuras.
Al menos por quienes aún le creen.