En el preescolar ya no se juega, porque hay que hacer planas, llenar cuadernos, aprender a leer a sumar, a restar en fin no hay tiempo para disfrutar.
Los padres de familia están más preocupados por lo que será el futuro de cada uno de los niños, que por lo que viven en su presente, es por eso que cuando se buscan instituciones de enseñanza para la primera infancia se escogen las que garantizan que al terminar su educación inicial estarán leyendo y escribiendo porque esto los hace más competitivos dejando de lado lo que realmente es importante en esta etapa que es aprender jugando.
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Para la UNESCO la primera infancia va desde el nacimiento hasta los 8 años y constituye un momento único donde el cerebro se desarrolla notablemente es por eso que se debe dar la atención y educación necesarias con miras a crear los cimientos amplios y solidos del bienestar y aprendizajes de los niños a lo largo de su vida.
En concordancia con este planteamiento en el ejercicio de ser agentes educativas indagamos acerca de diferentes postulados que promueven el juego y los diferentes tipos de juego como un principio pedagógico que favorece el aprendizaje en la educación inicial porque aprender debe ser divertido no aburrido.
Durante más de una década he ejercido como docente del sector privado desde el nivel de educación inicial y me documente con diferentes modelos pedagógicos que sustentaban siempre que los ambientes educativos deberían ser espacios físicos donde los niños y niñas obtuvieran un lugar que además de divertirse también aprendieran.
Sin embargo, no todas las instituciones educativas pueden garantizar esta dupla de disfrutar aprendiendo porque el preescolar se ha convertido en un espacio donde los niños llevan cuadernos desde los dos años de edad, porque el colegio que promueve a los niños leyendo a corta edad es de “buena calidad” por lo que me generaba los siguientes interrogantes ¿dónde quedo el juego?, ¿la estimulación, el descubrir los aprendizajes? y encontré muchas respuestas en el modelo cariño de la alcaldía de Cali.
“El modelo Cariño es una apuesta abierta, protectora, dinamizadora y en permanente retroalimentación en diversos niveles de la gestión, con perspectivas intercultural, de género, soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, enfoque de derechos y enfoques diferenciales de etnia, territorial y de participación para la atención integral de niñas y niños menores de seis años y de mujeres gestantes y en período de lactancia de Santiago de Cali”.
Según cifras de la alcaldía de Cali nuestra ciudad cuenta con más de 100 unidades de servicio todas con cupo, es decir que no todas las familias ven estos centros como alternativas para la educación porque consideran que son para sectores vulnerables.
Un espacio que le permite a las agentes educativas integrar dentro de sus experiencias las cuatro actividades rectoras: el juego, el arte, la exploración del medio y la literatura con la finalidad de promover practicas enriquecedoras que además de divertir a los niños también aprendan teniendo en cuenta sus individualidades es un espacio que está cerca de ser un preescolar ideal.
