Angélica Lozano: una primera dama bien particular

Angélica Lozano: una primera dama bien particular

La senadora ocupó la primera línea en el Parque Simón Bolívar y estará presente, a su manera, en la Alcaldía como la persona más cercana a Claudia López

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enero 07, 2020
Angélica Lozano: una primera dama bien particular

Angélica Lozano alcanzó a llegar a despedirse de su abuelo Anibal, minuto antes de su final. Se le vinieron entonces miles de imágenes del hombre de 92 años como cabeza de una familia extensa donde el afecto siempre ha mandado. Claudia López, su compañera de diez años y ahora esposa, la acompañó.

Su abuelo siempre estuvo al lado suyo en momentos claves de su vida como cuando en el año 2000 compartió en familia su escogencia sexual. Recién se había graduado de abogada de la Universidad de la Sabana. Angélica le comunicó su decisión a su mamá, Mercedes Correa y a su tía a quienes reunió a tomarse un café en OMA. Contrario a su abuelo su mamá no disimuló su rechazo. La revelación de su sexualidad se dio mientras  lideraba una iniciativa ciudadana que alcanzó a recolectar 1.500.000 firmas contra la corrupción, pero la Corte no aceptó la moción

Una de sus pasiones más tempranas fue la política. A los 19 años formó parte del Comité ciudadano de veeduría en 1994, en pleno escándalo del proceso 8000. Al final de los noventa, fue la promotora de Alternativa Política Colectiva que buscó constituir un tercer partido fresco, independiente, que le hiciera contrapeso a liberales y conservadores, la idea no prosperó, sin embargo, ya afuera del clóset, dio las batallas que quiso y se constituyó en un referente del feminismo colombiano hasta el punto de llegar a ser, en el 2005, una de las cofundadoras del Polo Democrático. Ese año llegó a ser alcaldesa de Chapinero, designada por el entonces alcalde Lucho Garzón. Medidas como tumbar las construcciones ilegales en la reserva forestal de los Cerros Orientales de la capital le dieron visibilidad, aunque, tal vez lo más destacado de su gestión, fue la frescura y la personalidad que le dio a Chapinero como uno de los focos de libertad más representativos de Bogotá. La revista Cambio en el 2008 la destacó como una de las cincuenta líderes más representativas del país.

Por esos años conoció al amor de su vida. n febrero del 2009, en la Biblioteca del Gimnasio Moderno, Angélica Lozano, como una groupie, aplaudía a rabiar todo lo que decía la mujer delgada y de pelo corto que estaba encima de la tarima. Era Claudia López, investigadora de la Corporación Arco Iris y de la Misión de Observación Electoral, quien acababa de sacar el libro que puso en blanco y negro el escándalo de la parapolítica en el Senado: Y refundaron la patria. Con una copia en la mano Lozano, hizo la fila pacientemente después de la presentación para que su ídolo le firmara el libro. Cuando estuvo frente a ella se sorprendió al ver como los ojos verdes de la investigadora se iluminaban y se le abría la sonrisa. “Ah, pero si es mi alcaldesa preferida”. Angélica casi pierde la respiración al sentirse reconocida justamente por ella. Se intercambiaron teléfonos y empezaron a tener una amistad fluida vía Facebook y WhatsApp.

Angélica estrechó el cerco sobre López y cada vez que sabía de un evento donde ella fuera la protagonista no dudaba en ir. Ella se ha considerado siempre una “arribista intelectual”. Nunca le ha interesado demasiado el físico o la posición social de una persona para enamorarse. Lo que le interesa es la inteligencia.

El afecto creció despacio. Claudia López estaba comprometida y Angélica no ocultaba un interés y una admiración que ni siquiera el viaje de López a estudiar una maestría en Educación Pública y Política Urbana en la Universidad de Columbia en Nueva York enfriaron. Una vez, en febrero del 2012, Angélica Lozano, mientras miraba el Twitter de Claudia se dio cuenta de que estaba en Colombia. La llamó, se tomaron un café en el centro y el flechazo llegó, no sin una advertencia previa de parte de López: ella estaba abajo, sumida en la peor de las depresiones por una tusa que no se le iba con nada. Lozano le dio tiempo y empezó una de las relaciones más famosas de la política colombiana. Su destape fue con la fórmula al Congreso del 2014 que resultó exitosísima: Claudia Senado y Angélica Cámara por el Partido Verde. Un disparador político que llevó, cinco años después a Claudia Lopez lograr convertirse, con más de un millón de votos, a convertirse en la primera elegida alcaldesa de Bogotá. Un triunfo que quiso sellar con un compromiso público, y una suerte de reconocimiento a su pareja Angélica Lozano: se casaron en diciembre del 2019 con una gran celebración entre amigos. El día de la posesión de nuevo llegaron los gestos de reconomiento de la alcaldesa a su esposa, quien seguirá ejerciendo como senadora, pero cuyo rol, como todo entre ellas, seguramente será transgresor

 

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