Álvaro Leyva: el apóstol de la paz

Álvaro Leyva: el apóstol de la paz

Opinión del exconcejal de Bogotá, Luis Fernando Rosas: “es el único que después del plebiscito tiene el liderazgo para reconciliar al país”

Por: Luis Fernando Rosas
agosto 26, 2016
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Álvaro Leyva: el apóstol de la paz

Escribo esta columna después del anuncio del fin de los Diálogos de paz en La Habana. Estoy totalmente seguro que la última etapa del Proceso de Paz será un éxito no solo con la décima conferencia de las Farc, sino con la convocatoria al plebiscito y la firma de Santos y Timochenko. Y fue a través de la presentación de un punto clave, el blindaje de los acuerdos que Álvaro Leyva se inventó, que ningún ventarrón político interno podrá afectarlo.

No pienso por el afecto personal que profeso por Leyva, porque he visto sus sacrificios, la incomprensión del país , de su propia clase y de su propio partido que ha sido miope con uno de sus últimos estadistas por dejarse llevar del inmediatismo de la política y la envidia tan común en la vida democrática. Pero algo que me ha llamado la atención es la ingratitud y deslealtad de Andrés Pastrana, a quien Leyva le puso la toalla y el reloj del máximo comandante de las Farc para que fuera Presidente de Colombia, quien hoy se opone visceralmente al proceso y no ha sido consecuente con quien lo proyectó , actitud que no lo ennoblece.

Hace muchos años Leyva fue perseguido por la Fiscalía, comandada en esa época por Alfonso Gómez Méndez  y desterrado a España. Los paramilitares, inclusive, mandaron a matarlo a San José de Costa Rica, pero asesinaron a una persona parecida a él físicamente: su asesor, el excongresista Jairo Rojas, quien fue vilmente asesinado. Con estoicismo, su familia y amigos lo han acompañado, aunque lo más doloroso fueron las frases de columnistas colegas y políticos: “Leyva está quemado”, “no le creen las Farc”, “le pasó el aroma”, “tiene mucha edad”. Pero hoy puedo decirles que ¡qué equivocados estaban! Hasta su compañero de pupitre en la Javeriana, Fernando Londoño Hoyos, ha sido injusto: respira celos y odio y eso no le queda bien a un hombre a quien admiro por su inteligencia, pero su fanatismo lo acaba, mientras su jefe, el expresidente Álvaro Uribe ha sido serio, firme y coherente con Leyva; él sabe por qué lo hace. Con Enrique Santiago buscan hoy beneficiar a militares presos y a líderes Uribistas en las Cárceles Colombianas, a través de la Jurisdicción especial para la paz. Los militares hoy tienen a Leyva como un referente de objetividad y coherencia, por ello es invitado permanente en Acore y de altos mandos.

Fui testigo cuando en uno de nuestros viajes a la frontera con Ecuador, el propio Raúl Reyes comentó: “Antes de morir el comandante Manuel Marulanda, ‘Tirofijo’ nos dijo que para avanzar en un proceso de Paz hay que hacerlo con Leyva”, refiriéndose al papel histórico de Álvaro como mediador en el conflicto colombiano. Con razón en el exterior lo llaman el “Mandela Colombiano”.

En el año 2006, cuando Leyva fue candidato presidencial, expresó: “Paro la guerra en seis meses”. Algunas personas viscerales se burlaban de esta frase, pero yo estaba seguro que lo lograría. Tuvimos que renunciar a la campaña en La Macarena, Meta, por una persecución azarosa que el gobierno del momento nos hacía. Hasta helicóptero nos pusieron en nuestros viajes de campaña y micrófonos de la sede. Hasta de Farc- política lo señalaron y el Intercambio Humanitario, que estaba listo, abortaron.

En Noviembre del 2015, luego del inmenso error del Presidente Juan Manuel Santos de ignorarlo en el proceso, el gobierno lo busca para destrabar una situación insostenible en los diálogos. Las Farc exigieron su presencia en carta que nunca entregó un alto funcionario al Presidente, pues algunos sabían que si Leyva hubiese estado desde el principio el proceso, la paz se hubiera firmado hace tiempo y no habría sido manoseada por un solo sector político, ya que la paz es Nacional y no partidista. Además, la prudencia que se ha tenido con los medios de comunicación ha sido el éxito aún con imprecisiones de analistas cuando esta semana escuché “Leyva, María Ángela, Cristo y Pardo, acaban de llegar al proceso a un conclave. ¿Leyva llegando al proceso?

Hace días, la oposición, a través del expresidente Álvaro Uribe, trinó: “me entiendo en temas de Paz con Álvaro Leyva, quien no engaña”. Pero los más avezados analistas saben que Leyva no ha necesitado asesores costosos, escoltas y no ha recibido un solo peso del gobierno. Se moviliza en su bella motocicleta Royal Enfield y con algo que lo caracteriza: la prudencia y efectividad. Es muy fácil tener escenarios desde la burocracia oficial de esto ha carecido.

En conclusión, a Leyva no le queda grande la frase: “el Apóstol de la Paz”. Sus sacrificios y desvelos en su búsqueda de la Paz no han cesado nunca. Por eso, en Estados Unidos y en Europa, es hoy el colombiano más consultado por altas personalidades y en Colombia el fiel escudero de una Paz que con aciertos o desaciertos se concretará. Leyva es el único que después del plebiscito tiene la autoridad y liderazgo para reconciliar al país; creen en su sapiencia. El gobierno Santos lo acata, la oposición liderada por el expresidente Uribe también y es consultado permanentemente por el Departamento de Estado. Ojalá terminemos en una Asamblea Nacional Constituyente, salida que se requiere con urgencia. La paz sea con todos.

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