Dos semanas después de llegar a la Casa de Nariño como primera dama, Verónica Alcocer llamó a su amigo personal y guía espiritual, el sacerdote sincelejano, José Gregorio Díaz, para ofrecerle el cargo de Capellán. Quería tenerlo cerca en el difícil mundo del poder que tenía por delante.
Alcocer, perteneciente a una familia católica y creyente, quería que el párroco José Gregorio hiciera parte de la vida cotidiana de la familia y quería estar en contacto como lo hacía cuando participaba de su celebración dominical por zoom. El sacerdote viajó a Bogotá, estuvo presente en la posesión del Presidente y lo bendijo antes de iniciar la ceremonia. Gustavo Petro también tiene su propio guía espiritual. Se trata del Sacerdote Salvador Medina, quien fue su profesor en el Colegio la Salle de Zipaquirá.
Después de la llamada de la Primera dama, el padre José Gregorio Díaz llegó a pensar en su traslado, lo que significaba dejar a sus feligreses de la iglesia Santa Rita en Manaure, La Guajira. No era fácil negarle el favor, pero la jerarquía de la iglesia resolvió por él la situación.
La presidencia de Gustavo Petro debió respetar un acuerdo existente con la Conferencia Episcopal Colombiana como la instancia encargada de decidir sobre el Capellán de Palacio. El escogido fue el sacerdote Eudista, de la comunidad del Minuto de Dios, Álvaro Duarte Torres.
La Conferencia Episcopal ejerció la autonomía que tiene para designar los sacerdotes y sus funciones como brindar consejos, confesar, ofrecer orientación espiritual y celebrar la misa.
Como doctor en Teología, el padre Duarte tiene formación académica de peso y reemplazó en el cargo a Fray José Gabriel Mesa, quien fue el Capellán durante los cuatro años de Iván Duque y tuvo mucha actividad por la religiosidad tanto del Presidente y su familia como de la Vicepresidente.
La acción inaugural de este Padre Dominico nacido en Cartagena, fue bendecir el primer Consejo de Ministros del presidente Iván Duque Márquez y celebrar misa en la capilla de la Casa de Nariño dos veces por semana: los lunes a las 12 m. y los viernes a las 8:30 a. m.
El cargo de Capellán no es ad honorem. Por el contrario, tiene toda la formalidad contractual de los cargos que pasan por el Departamento Administrativo de la Presidencia y por esta labor que ejerce el padre Álvaro Duarte desde el pasado 15 de septiembre de 2022 recibió unos honorarios de $ 17 millones, por los tres meses y medio del año, equivalente mensual de $ 5 millones. El entonces director del Dapre, Mauricio Lizcano, le renovó el contrato el 1 de enero del 2023, por cuatro meses con un total de $ 19 millones.
El Capellán de Palacio ya sea el padre Duarte como quienes han ocupado ese cargo en los anteriores gobiernos, tiene un rol discreto cuyas orientaciones tienen el sello de la privacidad, pero finalmente busca mantener el equilibrio, indispensable en estos momentos de gran convulsión en los que la emocionalidad tiende a desbordarse. Es un oficio que siempre ha estado presente con una tradición de 200 años entre los presidentes colombianos y sus familias.
