Al que vive en la capital y le va mal en el ICFES

Al que vive en la capital y le va mal en el ICFES

Los niños que estudian en los colegios de las capitales tienen un aparato cultural y académico enorme que les permite formarse, ¿por qué no lo aprovechan?

Por: Juan Carlos Gómez Becerra
diciembre 14, 2022
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Al que vive en la capital y le va mal en el ICFES
Foto: Facebook Icfes

Wikdi tiene trece años, está en séptimo grado y vive en un resguardo indígena en el Chocó. En este lugar hay una escuela donde enseñan solamente hasta quinto de primaria, por lo que el joven tiene que buscar otras alternativas. A más de dos horas, hay otra escuela donde sí enseñan todos los grados de bachillerato. Él estudia en esta última. Es por eso que tiene que caminar cinco horas diarias para ir y venir de su casa a su escuela y de su escuela a su casa.

Por el camino suele estrellarse con masacres paramilitares, serpientes hambrientas, cuestas empinadas que tiene que escalar y otras resbaladizas que tiene que aterrizar, viejos puentes colgantes y otros peligros más. Es bastante complicado todo lo que tiene que hacer este niño para poder estudiar. Lo anterior es un resumen de la historia que cuenta Alberto Salcedo Ramos en La travesía de Wikdi, una crónica que inicialmente publicó en Soho, con la que ganó premios nacionales e internacionales.

Ahora bien, hace algunos años, Cristian Valencia publicó en El Tiempo una columna de opinión titulada Buena suerte, en donde criticaba la evaluación de las pruebas Saber 11, aplicadas por el Estado y diseñadas por la CNSC, en Colombia. Lo que decía el columnista es que las pruebas antes mencionadas no son justas, porque la misma pregunta que le sale a un estudiante de un colegio muy completo le sale a un estudiante de un colegio olvidado, allá en una vereda donde no hay más de veinte casitas, un cementerio, una tienda y una iglesia.

Los niños que estudian en los colegios de las capitales tienen un aparato cultural y académico enorme que les permite formarse, lo que les da ventaja a los niños como Wikdi. Aun así, cuando presentan las pruebas Saber, a todos los estudiantes les sale la misma pregunta y los evalúan de la misma manera. ¿Es justo que los evalúen a todos con el mismo método y con las mismas preguntas?

Si comparamos el caso de Wikdi con el de un niño imaginario al que llamaremos Juan, que vive en Bogotá y estudia en un buen colegio, al que su padre lo lleva y lo recoge en un vehículo cómodo y rápido, ¿qué vemos?, ¿están en las mismas condiciones? Así pues, ¿no habría que diseñar dos pruebas (una para Wikdi y una para Juan)? En ambos casos, la evaluación “adecuada” en los procesos de aprendizaje-enseñanza es importante, es necesaria, es una obligación.

Con eso en mente, no creo que se deban comenzar a crear pruebas personalizadas partiendo de la situación de los evaluados; más bien, creo que lo que trata de decirnos la evaluación es que se deben fortalecer los procesos de enseñanza-aprendizaje en los sitios apartados de las capitales. Salta a la vista el problema de transporte de los profesores hasta las veredas más remotas del país, infraestructura en los colegios, deserción escolar, analfabetismo, desempleo, exclusión, delincuencia, etc.

Lo que nos arroja la evaluación, por medio de los resultados de las pruebas Saber, son niños pidiendo colegios bien equipados en la vereda donde viven. Los profesores lo sabemos, el Estado también lo sabe. Hay recursos en el gobierno para invertir en artefactos para la guerra y sueldos impresionantes para los políticos, pero no hay dinero para construir vías en el campo; para llevar escuelas, bibliotecas y hasta centros de salud; para invertir en las TIC y en profesores. No hay plata para el campo.

Advertimos de la gran historia de Wikdi que la evaluación y la educación no son iguales para todos y que los niños del campo son los menos favorecidos. También, que el ICFES debe reparar en esto para que mejore la educación y las oportunidades en este sector. Para terminar, usted, amigo estudiante, mire su caso y suspire alegremente, usted es de los más favorecidos. Así que no tiene justificación para sacer un mal ICFES. No.

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