Airto Moreira otra vez
Opinión

Airto Moreira otra vez

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enero 05, 2019
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Su vida musical había comenzado realmente muy temprano. En su ciudad natal de Curitiba, con sólo 13 años de edad, había comenzado a vivir en función de la música vinculándose a varias bandas brasileras de diversas vocaciones en los años 50.

A sus 17 se muda para la ciudad de Sao Paulo y trabaja en los clubes nocturnos y en la televisión como baterista, percusionista y cantante. Pero es en Río de Janeiro donde ocurrirá un importante suceso en su vida. Allí conoce en 1965 a la cantante Flora Purim con quien a lo largo de muchos años de vida juntos ha logrado uno de los equipos de trabajo musical más importantes del jazz vocal. Ambos terminan mudándose a los Estados Unidos y allí imponen esa modalidad muy particular de canto jazzístico que fascina a la escena norteamericana, luego de que una década antes la bossa nova revolucionara el gusto musical norteamericano. En Nueva York logra importantes colaboraciones como side man de hombres clave en el jazz moderno como Reggienald Workman, J.J. Johnson, Cedar Walton y el bajista Walter Booker, a través de quien logra contactarse con otros músicos como Cannonball Adderley, Lee Morgan, Paul Desmond y Joe Zawinul. El encuentro con este último vendría a ser definitivo no sólo para su carrera sino para la creación de un nuevo lenguaje en el jazz.

Las repercusiones de su estilo y de su música han sido tan importantes y poderosas que prestigiosos medios de comunicación se vieron en la obligación de abrir una categoría especialmente dedicada a la Percusión, que antes de Airto no existía. Estamos hablando de casos como el la revista Downbeat que lo hizo a partir de 1973. Después de eso, y en años posteriores, Airto ha sido considerado como el percusionista número uno por medios tan respetables como Jazz Times, Modern Drummer, Drum Magazine, Jazziz Magazine, Jazz Central Station's Global Jazz Poll, a través de Internet, así como muchos publicaciones de Europa, Latinoamérica y Asia.

Airto Moreira tuvo la oportunidad histórica de ser percusionista de Miles Davis en 1970,  con quien duró dos años y participó en seis producciones: Live/Evil, Live at the Fillmore, On the Corner, The Isle of Wight, Bitches Brew y en las Fillmore Sessions. Más tarde se unió al grupo Whether Report de Joe Zawinul, y más tarde se vinculó a Chic Corea, para hacer parte de uno de los grupos de mayor importancia en la música de jazz cotemporánea: Return to forever.

 

Airto y Flora. Foto: Facebook

 

 Pero, en lo personal, al margen de todas esas importantes participaciones de Airto & Flora con tantos grandes del jazz hay que decir que ya desde 1971 con un álbum absolutamente impecable como Seeds on the ground, al lado de Ron Carter, Hermeto Pascoal (con quien había compartido en 1967 como integrantes del Cuarteto Novo) y Sivuca (otro de los indispensables en los nuevos procesos de la música brasilera) le dan un lugar en la historia a temas como “Andei”, “Juntos”, “El sueño” y “Ramos de rosas” (I, II). Imposible no mencionar un álbum como Free (1972) producido por la CTI con la presencia de Chic Corea, Keith Jarret, George Benson, Joe Farrel, Stanley Clarke, Ron Carter, Hubert Law y Flora Purim.

En la línea de mis preferencias, y porque fue el segundo albúm de él que llegó a mi naciente colección, está su disco Fingers (1973), y en él grandes temas como “Paraná” y “Tombo en 7/4”, en el que Airto hace una de las muestras más hermosas de canto jazzístico a su manera.

Luego vendrían producciones como Tierra virgen (1974) en el que se reafirmaban los principios de los discos anteriores pero avanzaba un poco más en el campo electrónico haciendo grandes diferencias distintivas con cosas del mismo orden que sonaban en ese mismo momento como el caso de los mismos Corea, Zawinul y Hancock, por ejemplo.

Y tengo que destacar entre mis preferidos de Airto su álbum de 1977 titulado ¿Yo estoy bien y tú? en el que temas como el que le da nombre al disco, o “La gente feliz”, hacen de este un álbum que sigue fiel a las atmósferas exóticas muy propias de los recursos vocales y percusivos de Moreira pero sugiere nuevos rumbos a través de arreglos de sintetizadores y solos de saxo o trombón de estricto rigor jazzístico.

De 1979 es el disco Tocándome, tocándote que es, en mi sentir, un disco de una frescura y sofisticación muy interesantes. En él se escuchan a un Airto y a una Flora en plena capacidad y madurez, y ejecutando unos arreglos que se mueven muy creativamente en una fusión fuera de todo cliché manido como ya empezaba a padecerse en gran parte de la discografía de este género.

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