Un nuevo revés para el popular sacerdote Jesús Hernán Orjuela, conocido como padre 'Chucho', puso fin a sus misas campales de manera definitiva. Por medio de un fallo del juzgado civil número 31 de Bogotá, se logró poner en cintura al polémico sacerdote que burló la norma por años en la localidad de Kennedy.
La anterior Administración Distrital llevó a cabo reuniones entre las partes a favor y en contra del uso del parque Castilla en diciembre pasado, con el fin de resolver la responsabilidad de administración y los usos permitidos según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y el Plan maestro de culto. Tras largas horas de deliberación, se concluyó que los parques vecinales, como este, se encuentran bajo la administración del IDRD, y que en ellos no se pueden realizar actos masivos periódicos, tal como los venía haciendo sin permiso el padre Chucho.
Todo parecía indicar que la situación había sido superada. No obstante el domingo siguiente a la decisión emanada desde el Palacio de Liévano la grey de Chucho se volvió a aglomerar y se acordonó la zona verde con la anuencia de la Policía. El padre Chucho volvió a ocupar el Parque de Castilla durante la pasada Semana Santa y los vecinos reportaron, además del ruido, el lanzamiento de pólvora entradas horas de la noche en el llamado domingo de resurrección.
Esto llevó a un ciudadano a tutelar el derecho del parque para los niños. Consideraba que la ocupación de esta zona los días domingos afectaba el acceso de los menores al uso y disfrute de las zonas verdes, lo que incide en su calidad de vida, además que el ruido generado ocasionaba molestias a quienes desean descansar o simplemente no ser participes de las sonoras prédicas y cánticos religiosos.
En una primera instancia, el juez desestimó la acción. El padre Chucho y la Diócesis de Fontibón argumentaron que todo el proceso era producto de una “persecución religiosa contra la Iglesia Católica” y la Junta de Acción Comunal, tradicional aliada del sacerdote -al punto que facilitaba las sillas plásticas que antes eran alquiladas en el parque- afirmó que el derecho al culto es un derecho fundamental y que los derechos de los niños no tenían ese rango por no estar ubicados en el capítulo de los derechos fundamentales.
Llevado el caso a segunda instancia, el juez consideró que los adultos sí están legitimados para presentar acciones jurídicas cuando los derechos de los niños se encuentran vulnerados y desestimó el alegato de “persecución religiosa” esgrimido por la Iglesia. Para el juez, cuando la liturgia se hace fuera de las puertas del templo, entra en conflicto con otros derechos fundamentales y colectivos, como en este caso, la tranquilidad y el uso del espacio público.
Y es que en el proceso la Secretaría de Ambiente declaró que cada vez que habían intentado hacer mediciones en las misas campales, eran muy mal recibidos por los feligreses del sacerdote. En palabras textuales la Secretaría conceptuó que “la multitud impide la realización de pruebas técnicas de ruido en campo, ya que el propio sacerdote llama la atención sobre la presencia de los funcionarios.” Estos mismos fans ya habían mostrado una actitud contraria a un operativo por venta palma de cera en el 2015 y respondieron con agresiones físicas y verbales a los manifestantes de un plantón en octubre pasado.
El juez concluyó que las entidades distritales no han sido negligentes en el cumplimiento de sus funciones, puesto que han amonestado al padre Chucho, pero que "tales acciones han sido ineficaces", como lo prueba el hecho que el padre hace ocupación del espacio cuando él así lo quiere.
Por su parte, ONGs como Bogotá Atea y la Asociación de Ateos de Bogotá, de donde surgieron los reclamos y querellas judiciales, manifestaron estar complacidos con este fallo y anuncian seguir denunciando casos en los que el culto se hace por fuera de los recintos destinados para ese fin afectando la tranquilidad y/o el uso del espacio público.
@yesydrodriguez
