A falta de techo, 300 familias construyeron su propio barrio en Popayán

A falta de techo, 300 familias construyeron su propio barrio en Popayán

Huyendo de la guerra, estas familias se unieron para construir el Ecobarrio Sinaí y ahora se proponen dignificar sus viviendas, así a muchos no les guste

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diciembre 02, 2022
A falta de techo, 300 familias construyeron su propio barrio en Popayán

Cuando se llega al Ecobarrio Sinaí, al norte de Popayán, es difícil pensar que sus habitantes son considerados invasores. Es un lugar tranquilo, resguardado y hasta podría pasar como un conjunto residencial; pero la realidad es que es un barrio de invasión que ha tenido que luchar de frente contra el Esmad, que los ven como intrusos.

Las personas que viven allí tienen algo en común: el conflicto armado colombiano. Todas y cada una de ellas llegaron allí después de haber sido desplazadas por la violencia del Cauca, del Huila, del Valle, cuando tuvieron que dejar sus vidas atrás para llegar a un lugar en donde, aunque se respira la paz, han tenido que enfrentar también el terror.

Las viviendas del Ecobarrio Sinaí están bien resguardadas. Sus habitantes han tenido que buscar la manera para protegerse de las arremetidas del Esmad

Los contrastes dentro del barrio son marcados, tal vez por el tiempo que cada familia lleva allí. Mientras una casa puede estar hecha de material, la otra tiene paredes de plástico. Mientras una puede tener ventanas de vidrio, la otra está resguardada por trozos de madera. Aun así, es lo menos importante, ya que sus habitantes están enfocados en una sola cosa: lograr que su barrio sea legal y puedan tener en él una vivienda digna.

Precisamente esa es la razón para visitar el Ecobarrio Sinaí, para enseñar a sus habitantes cómo la comunicación es base fundamental en la lucha de sus derechos. Lo cierto es que allí han pasado tantas cosas, que la única manera que tienen para hacer visibles sus problemáticas es a través de un video o un escrito; y quieren aprender cómo hacerlo.

Cauca, Popayán - Los sin techo. Foto: Gustavo Márquez

Todos son amables y te reciben con una sonrisa. Los niños viven alejados de los celulares y prefieren montar sus bicicletas sobre las calles sin pavimentar. Son curiosos y quieren aprender cómo tomar una fotografía o grabar un video. Los mayores no se quedan atrás y siguen cada instrucción que se les da con una rigurosidad milimétrica.

Cuando todo termina agradecen por lo aprendido. En medio del barrio, el cielo dibuja la bandera de Colombia en un atardecer que se adorna con las montañas del Cauca; y cada uno va a su hogar, seguros de que los conocimientos que se les brindó y que recibieron con gusto, harán de su vida algo más justo. Encontraron la manera de alzar su voz.

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