No presto la ruana
Opinión

No presto la ruana

La alternativa: ciudadano o vasallo

Por:
junio 12, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

El conflicto que vive, que padece el país, pasa, se agudiza y se resuelve en la decisión política y, por supuesto, jurídica de la tierra. Tan sencillo pero tan complejo como que la estructura social que se dispone por el uso, propiedad y tenencia de la tierra no responde a la necesidad humana de la producción, distribución y consumo —como empresa— para los derechohabientes.

Sinnúmero de reformas y, sobremanera, contrarreformas se han intentado en el país; cambios que, entre más se acercan a la solución sostenible, paradójicamente, están más lejos, pues un parágrafo, una distorsión del derecho, una cadena de mercaderes influyen en la decisión jurídica y, así aplazan la decisión política, en una espiral, que no se duda en calificar como macabra. A su lado, se encuentran indefectiblemente los desplazamientos forzados, las desapariciones y, por supuesto y, en general, las víctimas de un conflicto sinfín. Al caballo desbocado de lo que desde ese instante se puede signar como guerra, se han montado toda clase de comportamientos ilícitos, las hordas partidistas de mediados de la primera parte del siglo pasado; las expansiones multiformes de exóticos ‘terratenientes’; el denominado esplendor de la marimba o marihuana; el narcotráfico; en fin —¡atención! ya ni se habla de años o quinquenios o decenios— las cataratas de sangre. En coherencia, correlato, los mecanismos armados en la protección de la ilegalidad, de muchas direcciones, formas, hasta la subversión y los distinguidos como paramilitares: una organización fratricida y digámoslo claramente, un negocio. Sí señoras y señores, un negocio de gran dimensión y de esplendidos réditos. Halcones de largo aliento.

Políticas de Estado, políticas que son cooptadas por posturas de guerra a nombre dizque de la seguridad; ¿seguridad de quién? ¿Seguridad para quién? De algunos, de creencias de exclusión, solo ello.

No se trata de una suposición, suficiente con lo encontrado en la aplicación de la ley de Justicia y Paz en donde cada capítulo judicial, ha debido ser trasmitido en directo por los medios de comunicación, para que la sociedad los observara con horror, pero con propósito de no repetición, dan cuenta de lo que el país sufrió. Y, lo que falta por saber. Confieso, nunca vi tanto acto de inhumana situación —el juzgador sobrecogido—. Otro día será cuando a la aplicación de la ley de víctimas y de tierras o, en las resultas de la posible ‘Comisión de la Verdad’ se nos ofrezca: me temo, será peor.

¿Y, la política agraria? Cruza por esos lares. En veces en la producción de la violencia, en otras en el autismo total. Qué pesar. El esfuerzo campesino con sudor y más sudor, sin solución. Por eso cuando la RUANA reacciona, no es una mera costumbre, ni mucho menos un capricho, es un sentir de una raza[1], que pone a tañer la campana; una alarma; una señal de peligro, un llamado al alto en el camino. Un llamado de atención.

La RUANA, más que un accesorio del vestuario —que solo ahuyenta el frío—, una costumbre, es una forma de ser y de pensar. Significa sacrificio, abnegación, labor, pero sobre todo libertad. Boyacá ha sido eso, libertad y fortaleza; producción de ideas y prudencia; revolución al cambio y equilibrio social y, sobre manera, garante y protector de democracia.

No se confunda el ser y el hacer que contiene la RUANA, con la torpeza, la ingenuidad y la ignorancia. No. La RUANA ha estado presente desde la independencia que, por primera vez, no reconoce a REY o mando diferente de la propia conciencia; o, cuando, defiende la democracia y la institucionalidad en el “Bogotazo”; o, cuando salta como embajador para demostrar ser los mejores en el deporte. Así que la libertad y, los valores de verdaderos héroes, están en ella.

Esquemas mentales que son obligatorios, un compromiso de identidad. Realizadores de democracia, alérgicos a dictaduras, a posturas de exclusión y, por supuesto, a la guerra, que solo la utiliza para defender principios y no caudillos.

No presto mi RUANA; prefiero tener el derecho a protestar que la obligación de sumisión: una vista del pasado que está en vigencia hoy. No se aceptan la guerra, ni la exclusión, sino la lucha por la libertad y la inclusión. La diferencia entre ser ciudadano y ser vasallo. Pensémoslo, recordemos la RUANA si buscamos la democracia, la libertad, la vida, pues Boyacá y la ruana somos todos.

[1]impronta. (Del it. impronta). 1. (…). 2. f. Marca o huella que, en el orden moral, deja una cosa en otra. (…). Real Academia Española. http://lema.rae.es/drae/?val=impronta

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Fragilidad y reconocimiento

Fragilidad y reconocimiento

Nuevo cuatrienio

Nuevo cuatrienio

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--