El primero de octubre a las 12 de la noche arranca el cese bilateral del fuego y hostilidades entre el Gobierno y el ELN. Inicialmente, este fue pactado por tres meses, hasta el 9 de enero, pero existe la gran posibilidad de que se prorrogue de conformidad con las evaluaciones de la comisión de veeduría, verificación y prevención. La anterior está compuesta por la delegación de la Naciones Unidas, las 20 diócesis a cargo de los obispos, además de los generales del Ejército y de la Policía, integrantes del Gobierno y de la guerrilla, que vigilarán el desarrollo del cese bilateral del fuego en los 33 municipios donde tiene presencia el ELN.
Una noticia que debemos celebrar con alegría y profunda esperanza para que el proceso de paz con los “Elenos” tenga un buen comienzo y un final feliz. Porque es inadmisible que, como resultado de esta guerra absurda se siga atentando contra la ecología y el medio ambiente, como recientemente ocurrió con el derramamiento del crudo que transporta el oleoducto Caño Limón-Coveñas, en Arauca y Norte Santander, contaminando en forma brutal el río Catatumbo en imágenes que producen horror.
Sin embargo, se trata no solo de acabar con la guerra que destruye la naturaleza, sino también con la que vulnera los derechos humanos, ciega la vida de líderes sociales y condena a la miseria a las mayorías campesinas y populares. Por eso hay que celebrar alborozados las negociaciones de Quito (Ecuador) y sobre todo este comienzo del cese bilateral del fuego y hostilidades, que el primero en más de cincuenta años de guerra con esta guerrilla, con la profunda esperanza de que los diálogos, negociaciones y acuerdos se constituyan en el camino para que las próximas generaciones puedan ver la luz al final del túnel.
“El ELN tiene que dejar de secuestrar, de reclutar menores, de sembrar minas, de atacar nuestra infraestructura. Y por supuesto, debe cesar toda acción ofensiva contra nuestras Fuerzas Armadas y de Policía”, subrayó el Presidente.
Y el máximo jefe del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, conocido como ‘Gabino’, dio a sus frentes la orden de cesar el fuego y las acciones militares a partir de la medianoche del sábado.
“Comandantes, mandos medios, compañeros y compañeras militantes y de tropa en todo el territorio nacional: hoy, 29 de septiembre, les ordeno a todas las tropas a lo largo y ancho del territorio nacional cesar todo tipo de actividades ofensivas para cumplir cabalmente con el cese bilateral del fuego que se ha pactado entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional”, dijo ‘Gabino’.
Como se puede ver, la trascendencia de la noticia es indiscutible para todos aquellos sectores sociales que quieren la paz con profundas reformas democráticas. Es más, las negociaciones de Quito, podrían ser más rápidas que las de La Habana, habida cuenta de la experiencia acumulada en el proceso con las Farc. Es un terreno explorado que le permite al ELN asumir muchos de los compromisos ya pactados con las Farc.
A pesar de las dificultades que está viviendo el país —la corrupción, el desempleo, la crisis de los partidos políticos, la inseguridad, la movilidad, la salud, la justicia— tenemos el derecho a ser optimistas, a pesar de tanto palo en la rueda que no trabaja ni deja trabajar.
Por eso pienso que la venida del papa Francisco fue un acontecimiento definitivo para que muchos católicos y de otros credos religiosos y filosóficos recogieran su llamado a no dejarse robar la alegría ni la esperanza. ¿Otro milagro del papa Francisco?