4 niños solos, más de 30 días en la selva, el inmenso Guaviare y un misterio sin resolver

El general Sánchez Suárez cuenta cómo en la zona de búsqueda llueve 16 de las 24 horas, hay jaguares, osos, serpientes, insectos y plantas venenosas.

Por: Olga Yolanda Rojas-Torres |
junio 01, 2023

Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Compártelo

Ayer escuchaba asombrada la noticia de los 4 niños indígenas sobrevivientes del accidente mortal de una avioneta en las selvas del Caquetá colombiano. La búsqueda lleva más de 30 días, la visibilidad en la zona es de apenas metros por causa de la espesura de la selva y la permanente lluvia.

Girar del paradigma de la defensa al de la protección. Desde el primer día del accidente cuando supe de los niños pedidos en la selva, vino a mi mente la imagen de 4 varoncitos, un con biberón y pañales, solitos andando casi sin rumbo, con hambre y frío. Impresiona y maravilla que ellos lleven 30 días perdidos en la selva, y sigan con vida.

El general Sánchez Suárez cuenta cómo en la zona de búsqueda llueve 16 de las 24 horas, hay jaguares, osos, serpientes, insectos y plantas venenosas. Para la búsqueda de los niños, se han desplegado más de 100 comandos del ejército especializados en el combate con narco-delincuentes. Ellos van acompañados por indígenas coreguajes y nasas del Cric, usan tecnología militar de punta, aviones y helicópteros, pero no dan con ellos.

https://www.youtube.com/watch?v=jhO6n33KRF4

El general, se compunge cuando responde que quisiera saber cómo piensan los niños para poder encontrarlos y devolverlos a sus hogares. Pero en esta narrativa, faltan piezas, una de ellas tal vez, es que la búsqueda parte de principios masculino-militares, mientras los niños siguen el pensamiento femenino-materno. Cuando supe que el mayor de los niños es una niña de 13 años, mi visión de su travesía cambió. Puedo verla caminar agachada con sus tres hermanitos bajo su tronco, los protege de la lluvia, ella es la sombrilla, el techo, el hogar. No caminan en busca de un río porque lo navegan, llueve y toman agua lluvia que recogen con sus manos y con hojas. Están aterrorizados, el miedo a la violación, al rapto de los bebés, a la masculinidad que los circunda, es paralizante. El miedo se hace duende y los esconde de las voces que gritan cantos militares, de los motores de la fuerza aérea, de las botas y los fusiles.

Ellos saldrán si sienten que los llaman un abrazo materno; que vuelven al hogar, en lugar de caer en las garras de una fiera, o de un actor armado, que representa la muerte.

La travesía de estos niños es la travesía actual de la humanidad, nos circunda el pensamiento masculino-militar-depredador que amenaza con su presencia activando el miedo-pánico, nos hundimos. Solo si pensamos como una niña desprotegida en la selva-río a cargo de la vida de 3 chiquitines, absolutamente vulnerable ella, frágiles ellos; todos sabios, valientes y guiados por un altísimo amor por la vida, solo con esa alma podremos tejer el camino de vuelta el hogar.

Compártelo