Víctor Vidal, el líder social que quiere llevar a Buenaventura a buen puerto

Víctor Vidal, el líder social que quiere llevar a Buenaventura a buen puerto

Para muchos el panorama se ha tornado desesperanzador, por eso un amplio sector propuso su nombre para dirigir el destino de una de las ciudades más atrasadas

Por: Jesús Karabali
octubre 01, 2019
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Víctor Vidal, el líder social que quiere llevar a Buenaventura a buen puerto

En el escenario nacional e internacional ya casi todo el mundo sabe sobre la situación de Buenaventura debido a que por medio del paro cívico, que tuvo lugar en el año 2017, lo ojos del mundo se centraron en la capital del Pacífico colombiano.

Buenaventura no aguanta más corrupción. Desde que en Colombia se instauró la elección de alcaldes por medio del voto popular, la mayoría de quienes han sido elegidos en Buenaventura han sido salpicados por la corrupción, la cual parece un mal endémico en Colombia. Podría mencionar los casos más llamativos, iniciando con Edgar Roberto Carabalí Mallarino, pasando por Saulo Quiñónez, José Félix Ocoró, Bartolo Valencia y Eliecer Arboleda. Es importante mencionar también que un exalcalde fue asesinado, Freddy Salas en 2002.

Es preponderante recordar que Buenaventura es el principal puerto de Colombia, el cual a diario ve pasar "riquezas" que entran y salen, pero que no le dejan nada a la comunidad.

En 1827 Buenaventura inicia su actividad como puerto marítimo. Lo nefasto de esto es que la ciudad no cuenta con una vía adecuada para el transporte de las riquezas que entran y salen. Lo que nos debe obligar a analizar es que han pasado 192 años y el Estado fallido colombiano no sido capaz de construir una vía digna. Esto le ha permitido a una élite blanco/mestiza, en su mayoría, usufructuarse durante casi 200 años de las actividades del puerto. Es decir, son tan mediocres, que con todas las ganancias que han logrado acumular en casi 200 años no han querido construir la vía que les ha permitido hacerse multimillonarios.

Buenaventura hoy ha vuelto a ser azotada por la violencia. El retorno frontal del uribismo al poder es el reflejo de ello. Las bandas criminales al servicio del narcotráfico, los extorsionistas o vacunadores están haciendo de las suyas. Buenaventura, en términos concretos, ha sido azotada por una violencia racista desde su fundación en 1540.

La ciudad cuenta con una población aproximada de medio millón de habitantes, la cual sobrevive prácticamente del mal llamado rebusque o de la mal llamada economía informal. Sus habitantes han visto como ciudades intermedias como Buga y Tuluá, en el departamento del Valle, o Dosquebradas, en el departamento de Risaralda, cuentan con mejores servicios públicos. La mayoría de la población en Buenaventura hoy no sabe qué es tener agua potable todos los días, no sabe de servicio de alcantarillado, menos de servicios digno de salud. A quien le dé una gripa debe desplazarse forzosamente a buscar la cura a la ciudad de Cali o Pereira, capital del departamento de Risaralda. El servicio de transporte en gran medida está captado por una minoría empresarial foránea, cuyos conductores salen a las calles a montar en sus vehículos, casi que a las bravas a los transeúntes, los cuales en ocasiones son maltratados.

Por otra parte, varios centros educativos se están viniendo abajo, pues el paso de los años ya les está pasando factura. En varios ocasiones estudiantes de básica primaria, es decir niños y niñas, se han negado a recibir clases y han salido a protestar por el mal estado de los colegios. La situación de la educación superior en el puerto tampoco es muy alentadora, toda vez que las tres universidades públicas que hacen presencia en la ciudad (Universidad del Pacífico, Universidad del Valle y Universidad del Quindío) no ofertan una amplia y variada gama de programas, tales como: salud, economía, historia, etnoeducación, entre otros. Sumado a eso la ciudad no cuenta con una plaza de mercado digna, ni con escenarios deportivos dignos. Parece que la indignidad se ha apoderado de Buenaventura.

El panorama para muchos se ha tornado desesperanzador, por eso un amplio sector de la población porteña ha decidido proponer el nombre de Víctor Vidal para que sea quien dirija el destino de una de las ciudades/puerto más atrasadas del continente.

Vidal nació en Buenaventura, ha recorrido sus calles y conoce muy bien los males y potencialidades de su tierra. Además, es administrador de empresas de la Universidad del Valle, fue concejal de Buenaventura con el aval del Polo Democrático y ha sido militante del PCN (Proceso de Comunidades Negras). Pero una de las grandes credenciales que posee Vidal ha sido su protagonismo decisivo como uno de los líderes del Paro Cívico en Buenaventura, por medio del cual se logró un histórico acuerdo con el gobierno de Juan Manuel Santos el 6 de junio de 2017. Dicho acuerdo contempla recursos para mejorar los servicios básicos de la población.

Lo ideal, lo que muchos anhelaban, era un acuerdo programático, en donde participaran las y los candidatos que también han reflejado liderazgo en la ciudad como Jaime Marines Libia Mosquera, entre otros. El acuerdo programático permite crear un movimiento social como el movimiento Buenaventura Digna, el cual es el que está apoyando en estos momentos a Vidal. Solo un movimiento cívico, es decir, del pueblo para el pueblo, puede derrotar a los partidos tradicionales y a nuevos partidos que encarnan los mismos vicios de los tradicionales, los cuales han sido incapaces de resolver los problemas básicos de la comunidad de Buenaventura.

La ciudad requiere de la sensatez de sus lideresas y líderes para que se geste dicho acuerdo y entre todas y todos logren diseñar un proyecto que permita que en unos 20 o 30 años la ciudad logre ponerse al menos al nivel de las ciudades intermedias mencionadas. Si no hay acuerdo, estaremos a merced de las maquinarias politiqueras que saldrán a hacer de las suyas con la compra y venta de votos. Es por ello que Vidal dice: “No prometemos puestos, no compramos votos. No damos para el pasaje, no tenemos plata para derrochar en publicidad, solo queremos una Buenaventura con dignidad”. Y esa Buenaventura con dignidad, solo se puede lograr con lideresas y líderes que le exijan al Estado, como se evidenció en al paro cívico.

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