Como en toda ciencia, en la ciencia de la comunicación hay muchas teorías. Este escrito lo fundamentaré en la planteada por Jürgen Habermas. La teoría de la acción comunicativa. El sociólogo y filósofo alemán de mayor reconocimiento actualmente, construye su teoría partiendo de la tipología de las acciones sociales. Para el caso abordaré tres: las acciones dramatúrgicas, las teleológicas y la comunicativa planteda por Habermas. Y a partir de Austin, con sus actos de habla, desde luego ampliados y mejorados por Habermas. Con ellos propondré que Alvaro Uribe no es un gran comunicador, como dicen muchos, sino otra cosa: un gran manipulador.
Los argumentos para probar la hipótesis que sirve de título a este escrito son los siguientes. Veamos el siguiente ejemplo: Uribe pronuncia las siguientes palabras: “Te invito a votar NO al plebiscito”. Tres niveles de análisis se pueden dar. Primero, lo que dice (acto locutivo). Dos, lo que quiere decir (acto ilocutivo). Tres, el uso de lo que se dijo (acto perlocutivo). Igual, esta triada la relacionaré con las acciones sociales. La acción dramatúrgica, la teleológica y la comunicativa.
Lo locutivo es lo que se dice a secas -te invito a votar no en el plebiscito-. Lo ilocutivo es la búsqueda de la cooperación comunicativa -no posible en Uribe-, él impone su acto de habla, y la perlocutiva, las acciones generadas por la locución. A Uribe le interesa ganar. Que los oyentes le obedezcan.
Uribe se distancia de los actos ilocutivos, que son aquellos en los que el hablante, para el caso, él, valida al oyente como su interlocutor. Uribe no lo hace. Los actos ilocutivos no expresan pretensiones de poder, sino de validez. En Uribe la validez no es posible. En la acción ilocutiva no hay planes predeterminados. En Uribe sí. Uribe a cada locución le planea una acción perlocutiva, es decir, planea su propio éxito, en detrimento del otro.
Siendo así las cosas, en una analogía con las acciones sociales a partir de las cuales Habermas plantea la más revolucionaria teoría, no solo de la comunicación,sino, de la sociedad, Alvaro Uribe por lo contrario, funda sus actos de habla en la acción teleológica. En otras plabras, Uribe establece, previo conocimiento del otro una estrategía instrumentalizada, que de manera acertada le ha funcionado para fortuna de él y de nadie más. Las acciones teleológicas imperan en Uribe. Igual él es un experto en acciones dramatúrgicas, pués él, solo él, tiene acceso privilegiado a lo que dice y con ello logra sus propósitos manipuladores a sus oyentes.
Las acciones teleológicas y dramatúrgicas, no sirven a la acción comunicativa, porque privilegian al hablante en el intercambio lingüístico con su oyente. Lo menosprecia. Quien habla calcula al otro y traza la ruta de su propio éxito.
En cambio la acción comunicativa de Habermas, pone al oyente en un plano de intercambio linguistico con capacidad de entendimiento. El oyente de Habermas, es respetado en su mundo objetivo, subjetivo y social. En su mundo de la vida. Es capaz de consensuar para lograr un estadio superior, una acción comunicativa racionalmente motivada, en la cual ambos se validan. Hablante y oyente, se dan la oportunidad del disenso, para llegar al entendimiento, que es el concepto más valido de comunicación.
Creo que por esto Alvaro Uribe le huye a los debates. La da miedo que sus pretenciones de poder carentes de verdad y rectitud sean descubiertas, lo cual le hará perdedor.
Por todo lo anterior, Álvaro Uribe, no es un gran comunicador, síno un gran manipulador. Y cantaletoso.
No hagamos caso del NO, sólo sirve a Uribe.
