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Los dueños de Electrolit, los mexicanos de Sueros y Bebidas Rehidratantes S.A. de C.V. se enfrentaron a Quorum Valores S.A.S. Los aztecas que quieren consolidarse como los reyes del after, por buscar ser el número uno entre los rumberos. Como los fiesteros toman Electrolit para prevenir la temida resaca o el más conocido, coloquialmente, como guayabo, los mexicanos quieren ser los reyes de las bebidas hidratantes que contienen los electrólitos.
Si bien los electrólitos son unos minerales presentes en la sangre y en otros fluidos, se suelen perder cuando se suda o hay deshidratación en el cuerpo, por ejemplo, por consumo de bebidas alcohólicas. En consecuencia, una bebida con electrólitos podría servir para prevenir los males del consumo de alcohol; no obstante, no hay evidencia científica que compruebe la eficiencia de los electrólitos para prevenir la resaca.
Cuando los abogados de Sueros y Bebidas, parte del grupo Pisa cuya cabeza para la Región Andina es Octavio Álvarez Aldrete, se enteraron del trámite de aprobación del nombre Hidrolit, buscaron evitar la aprobación por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio. Hidrolit pertenece a una microempresa en Funza, Cundinamarca, llamada Quorom Valores que quería colocar el nuevo producto en el mercado.
Los juristas colombianos de Pisa argumentaron que existía una semejanza entre los nombres Hidrolit y Electrolit que podía generar confusiones. El malentendido podía ser una consecuencia de la utilización del concepto electrólitos y de la terminación “lit” en la palabra Hidrolit. Los trabajadores de Quorum Valores S.A.S., representante legal Mauricio Sánchez Trujillo, respondieron: existen suficientes diferencias entre los signos como para evitar cualquier tipo de equivocaciones entre los clientes.
Una vez los funcionarios de la Superindustria, entidad dirigida hoy por Cielo Rusinque, escucharon las partes, tomaron una decisión. En primera instancia, se estableció que Hidrolit no es ningún peligro para Electrolit, por tanto, la empresa de Funza podía hacer el registro de su producto en el mercado. Esta no es la primera vez que pierden los mexicanos.
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