El panorama laboral para la juventud es desconcertante, las empresas no han reconsiderado sus patrones de selección y siguen exigiendo un personal con experiencia bajo cualquier premisa. No importa si usted quiere ser vendedor, catedrático, cajero o administrador, si no tiene en su curriculum algún trabajo que mostrar, va a ser muy difícil empezar su vida laboral.
Después del golpe de realidad que me di cuando egresé de la universidad y los -aparentemente- altos estándares para ser parte del grupo de trabajadores de este país, me encontré con personal que pese a su "experiencia" desconoce tópicos que academicamente son imprescindibles, con un trato descortés al público y con cierta apatía a su día a día. Claro, no es el caso de todos, pero me pregunto que nos espera en un futuro con gente que odia sus trabajos y con tanta sobretasa de desempleo.
Hay dos cosas que me han desconcertado durante este tiempo, la primera encontrar personas que pese a tener su edad de retiro, se rehúsan a dejar sus cargos y abrirle las puertas a las juventudes que ellos trajeron al mundo; y la segunda, las nuevas formas de hacerse una carrera en esta realidad cibernetica. Usted ya no tiene que ser gerente de un banco, ni ser el actor principal de una película para ser rico, hoy en día si usted es influenciador, youtuber, instagramer o algo por el estilo (con la suficiente fama) estará asegurándose un prometedor sueldo, si transmite semanalmente episodios de catarsis para todos los que estamos al otro lado de la pantalla.
Con respecto al primer punto hay que confesar que no todos los que trabajan hasta mas allá de su edad de retiro lo hacen por gusto, conozco casos en los que personas llegan a altas edades trabajando constantemente porque sus semanas de cotización no son suficientes para una pensión, que dicho sea de paso, le será entregada en una proporción menor a lo que devengó en sus últimos 10 años; pero por otro lado están aquellos que se niegan a retirarse porque quieren acumular mayor fortuna para pensionarse, o no desean llegar a sus casa a esperar que la vida les termine de pasar sin más. Pero eso que los señores temen, es justamente lo que le está pasando a millones de jóvenes que ven la vida pasar por falta de oportunidades, porque su curriculum no es lo suficientemente bueno, porque no son de X o Y universidad o porque sus buenas notas no son la llave que creyeron para abrir las puertas a un buen trabajo.
Por otro lado el boom cibernético es otra cosa que desconcierta, la cantidad de personas que se sienten refugiadas en los monólogos cotidianos que hacen los bloggers, youtubers o instagramers es un reflejo constante de la soledad en la que cada vez se inmiscuye más el hombre. La plenitud de ver vivir a otro siendo o sintiendo como uno, alienta al espectador a sacarle un poco de sátira a esta realidad. Pero ahora bien, estos jóvenes emprendedores y recursivos actualmente tienen un poder adquisitivo considerable, que tal vez un profesional ni siquiera llegue a acumular en su vida laboral, lo que me hace cuestionar:
¿el éxito es de los buenos o de los que se atreven?
