En días pasados recibí noticia de una crónica sobre maltrato animal en la que ustedes hicieron señalamientos en tres casos puntuales. Lo atípico de esta oportunidad es que esta vez ustedes, con nombre, apellido y fotografía, hicieron una terrible acusación sobre alguien que conozco y admiro no solo por la bonita labor que desarrolla rescatando animalitos de las calles (entre ellos a mis dos mascotas), sino porque, a pesar de lo que significa en Colombia ser mujer, joven y sencilla, le aporta a la sociedad de un modo que la mayoría de nosotros los empresarios y algunos de ustedes los periodistas no podemos sino contemplar avergonzados por lo poco que hacemos. Me costó creer lo que me contaban hasta que con mis propios ojos vi su programa y observé cómo descargaron de forma irresponsable todo su poder sobre alguien en semejante condición de indefensión.
Cometieron un terrible error con Camila, honestamente lo creo. Acusar de lucrarse con los animales a alguien como ella es de lo más injusto que he visto. Gracias a mi esposa, que se convirtió en una entusiasta seguidora de su trabajo (no del de ustedes, me refiero al trabajo de Camila), he visto decenas de casos de animalitos a los que ella les ha salvado la vida y les ha dado una oportunidad. Ustedes en cambio, a quienes la sociedad reviste con admiración por considerarlos el quinto poder y los guardianes de la verdad, armaron una crónica espantosa con base en dos casos, solo dos casos en los que las cosas salieron mal. Además, le dieron la razón a dos personas que claramente no entienden que adoptar un animalito no es simplemente una forma barata de conseguir una mascota y de paso impartieron justicia condenando a esta persona a la angustia del acoso en redes sociales y al miedo de las amenazas de muerte.
Cuando hacen sus notas alguna vez se detienen a pensar: ¿y si esta persona es inocente?, ¿no será que arruino una vida si me equivoco? Nuestros jueces y magistrados lo hacen porque saben que tienen un poder que implica responsabilidad, ¿pero ustedes qué?, ¿acaso son conscientes de su poder y su responsabilidad? Antes de que digan que le dieron la oportunidad de hablar el día que la emboscaron, tal como quedó registrado en cámara, quisiera recordarles que incluso los acusados de genocidio tienen la oportunidad de organizar una defensa y exponer sus argumentos tranquilamente. En el siglo XVIII, la humanidad entendió que la tortura era un error a la hora de encontrar la verdad, ustedes deberían empezar a plantearse que el “factor sorpresa” que tanto usan para conseguir "culpables" (y rating) también es un método imperfecto y mediocre.
Teniendo en cuenta todo lo anterior quisiera pedirles que cuenten la verdadera historia de esta muchacha. Si encuentran que se equivocaron, les corresponde reconocerlo humildemente y hacer lo necesario para reparar su imagen. Tiene toda la vida por delante, ustedes no tienen derecho a causarle semejante daño.
Si tanto les molesta que esta muchacha ande por ahí haciendo el bien sin tener papeles que la acrediten como fundación, usen todo el poder que tienen para conseguirle el apoyo que necesita y merece.
