Actualmente cursa en el Congreso de la República el Proyecto de Ley 043 de 2020, “por medio del cual se crea la renta vida”. Su objeto, tal como quedó establecido en su artículo 1º, es el de darle el derecho a todo ciudadano colombiano mayor de edad, residente en el territorio nacional, a recibir una renta monetaria mensual otorgada por el gobierno nacional. Esto, según sus autores, con el fin de derrotar la pobreza que genera inestabilidad social y pone en riesgo el desarrollo de cualquier plan de gobierno.
Un objeto plausible hasta que se adentra en la lectura de su exposición de motivos y se encuentra con que el proyecto de marras se halla basado en una premisa bastante curiosa, que lleva a pensar al lector cuáles pueden ser los reales destinatarios de ese derecho.
La renta renta básica es definida por algunos autores y por la Red Renta Básica como “un ingreso pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuales sean las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva”.
El programa es explicado desde el punto de vista de la redistribución de la riqueza como “un mecanismo de distribución de la renta por el cual se proporciona a cada persona, por derecho de ciudadanía, una renta suficiente para cubrir sus necesidades básicas, y sin necesidad de estar condicionada por el mercado de trabajo, ni por el volumen de ingresos”.
Así las cosas, veamos solo unos pocos de los potenciales beneficiarios de esa renta que, dada la situación fiscal del país, deberá ser pagada con recursos que se obtengan de una nueva reforma tributaria, en momentos en que muchos colombianos han visto disminuidos sus ingresos y otros no cuentan con ingreso alguno en razón a la pérdida de sus empleos:
- El vago que no siente la obligación de trabajar y que, por el contrario, siente que nació con todos los derechos, en especial con el derecho a que el Estado lo mantenga con los impuestos de aquellos colombianos que salen a trabajar para sacar adelante a sus familias y, de paso, ayudar a reactivar la economía de nuestro país.
- El gran potentado que ya no requerirá de esconder su patrimonio para tener derecho legal a dicha renta.
- Los accionistas y ejecutivos de grandes grupos financieros, pues sus altos honorarios, bonos por resultados y rendimientos de sus acciones no serán obstáculo para tener derecho al beneficio de la renta básica.
- Los terratenientes y/o arrendatarios de tierras que no tendrán que declarar los ingresos provenientes de las diferentes actividades económicas que desarrollen.
- La ilustre familia cuyo patrimonio y apellido les permite estar cerca de cualquier peso que salga del Presupuesto General de la Nación. Cada miembro de ella gozará del beneficio, pues, como se menciona en la exposición de motivos del proyecto de ley, no importa con quien conviva.
- Queda a la imaginación del lector los demás potenciales beneficiarios de esa renta y, por qué no, puede que el lector mismo, sin necesitarla, tenga derecho a gozar de ella.
Es claro que ejemplos como los mencionados se encontrarán por cientos, como también que el único colombiano que no podrá gozar de la renta vida será precisamente aquel que en realidad necesita de ella para poder sobrevivir con su familia.
Este es, al parecer, el déjà vu de Agro Ingreso Seguro (AIS), solo que en este caso los “errores” derivados de la entrega de esta renta estarán blindados por la misma ley y, por tanto, no tendrán que hacer frente a la justicia aquellos buenos muchachos que deban estar a cargo de la distribución de estos recursos. La reina asaltada en su buena fe, las ilustres familias o clanes políticos habituados a desarrollar dinámicas clientelistas con los subsidios, como tampoco los grandes emporios contribuyentes de campañas políticas, amén de aquellos otros que, sin necesitarla, accedan a ella.
