A principios del año 2015 a Carlos Caicedo y su equipo de trabajo les entró una preocupación: ¿Cómo enfrentará Santa Marta los tiempos del postconflicto? De modo que al Observatorio Distrital de Seguridad y Convivencia le pusieron como tarea prioritaria realizar una ruta con propuestas y soluciones enmarcadas en lo que se viene, un país en paz. Asesorados por la Fundación Paz & Reconciliación lo primero que se realizó fue recoger, verificar, organizar y documentar todo lo que tenía que ver en cuanto a violencia, actores violentos, hechos violentos, causalidades, además de los logros y fracasos de administraciones pasadas.
El observatorio implementó una dinámica de trabajos de campo, donde se recogían todos los datos; al tiempo que construyó un diálogo permanente con las instituciones encargadas de velar por la seguridad y la defensa, con el fin de conocer la realidad y anticipar los posibles escenarios de riesgo y, en consecuencia, formular alternativas, si se quiere, soluciones.
De esta manera pudo ubicar todos y cada uno de los grandes grupos delincuenciales que han tenido influencia en la ciudad: Farc, ELN, Casa Castaño (AUC), Casa Giraldo (Frente Resistencia Tayrona), el Bloque Norte (bajo el mando de Jorge 40 y los más de diez frentes que hicieron presencia en la zona), la creación de Bandas Criminales –que se desprendieron de la desmovilización de paramilitares- como Las Águilas Negras, Los Nevados, Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, La Oficina Caribe, Los Rastrojos y finalmente Los Urabeños del clan Usuga.
A renglón seguido de su georreferenciación se realizó un esfuerzo por individualizar cada una de las capturas, bajas y hombres aún activos en ciertos grupos armados, para tener una idea de cuántas personas –de darse las desmovilizaciones que se esperan por parte de las Bacrim y el proceso de paz con las guerrillas Farc y ELN- necesitarán del conjunto de entidades que les brinden las herramientas para su resocialización.
Por ejemplo, se pudo establecer que a principios del año 2016 cerca de 90 hombres, que fungían gran poder en las estructuras criminales a las que pertenecían, saldrán en libertad tras haberse acogido a la Ley 975 (Justicia y Paz); personas que necesitarán la guía y el servicio estatal para continuar sus vidas en la legalidad; caminos para entender a la ciudad, para saber con qué cuentan y la oferta institucional del gobierno distrital para la atención a esta población desmovilizada y haciendo un especial énfasis en las familias de los excombatientes.
De esta manera la alcaldía de Carlos Caicedo creó la Ruta Distrital para el Postconflicto, una suerte de plataforma donde se le informa de manera detallada a la ciudadanía, en especial a los hombres y mujeres que dejaron la guerra, cómo acceder a temas de salud, educación, emprendimiento, programas sociales, recreación, deporte y ofertas de empleo en la ciudad. Santa Marta es un modelo frente a las demás ciudades capitales que aún no han pensado o han suscrito proyectos de tal envergadura para lo que se viene, el postconflicto.
