Sr. Sokoloff, mi nombre es Alfonso Acosta Caparros. Yo también soy publicista de vieja data como usted, y por eso conozco de cerca, y desde hace muchos años, el trabajo de su agencia desde SSP3, cuyas campañas he utilizado como ejemplo en clases a mis alumnos en distintas facultades de publicidad, en Colombia y el exterior.
Quiero decir con esto, de antemano, que respeto y admiro su trabajo profesional.
Pero leo con preocupación que usted considera que la campaña por el SI debe ser emocional y textualmente dice: “Se hablaba de ‘seguridad’, pero no de convivencia, de reconciliación; eso es la paz. Ese es el mensaje que debe ser remarcado el día de hoy. Es necesario que tanto soldados como guerrilleros no se vean como personas diferentes, somos el mismo país”.
Ver: José Miguel Sokoloff y la creatividad con la que Santos busca que gane el Plebiscito
Pero si su campaña va a mostrar, por ejemplo, a un soldado que le cae cerca un balón de fútbol de cuero y lo devuelve de una patada con su bota de caucho al campo de tierra, donde están jugando un improvisado partido los guerrilleros que él estaba vigilando, y por eso los guerrilleros lo invitan a que se integre al partido, y luego el soldado anota un gol, y entonces soldados y guerrilleros se abrazan emocionados, y a esa escena emocional le sobreimprime un SÍ, y todo acompañado de un tema musical también emocional.
Eso, Sr. Sokoloff, no funciona.
No sirve, porque nadie va a creerle esa bonita pero quimérica fantasía. Suena forzada. Y obligada.
Aquí el tema no es con los soldados y los guerrilleros. (que son a quienes usted menciona, y por eso exclusivamente me apego para escribir esto). A los primeros, con una orden presidencial les basta para hacer lo que el Gobierno y su comandante en jefe quieran, y a los segundos con otra orden similar también, les basta para hacer lo que el Secretariado General quiera. Como por ejemplo ordenarles conjuntamente otro comercial más o menos así:
Soldados y guerilleros van a sentarse frente a un televisor en un cambuche en la selva, y se van a abrazar ¡cuando Colombia anote un gol en la Copa América Centenario!
Esa combustión espontánea de “juguemos, y abracémonos porque somos del mismo país”, insisto, no funciona.
Como tampoco le va a funcionar una campaña emocional de ver a la gente linda de Colombia observando sorprendidos como las letras de Cien años de soledad, se desprenden de las páginas del libro de García Márquez, y vuelan separadas por el aire hasta estamparse en los murales de Cartagena, ni que los siete colores del mar de San Andrés, se desprenden y se impregnan en personas, fachadas, y baldes, ni tampoco que soldado y guerrillera observan enamorados Caño Cristales, porque son hermosas piedras rojizas forradas por una agua tan transparente como si estuvieran forradas en envoltura plástica Reynolds.
No nos muestre gente linda y feliz de un lado y del otro, abrazándose en paisajes hermosos, para decirnos que de ganar el SÍ, esa que usted pinta en su campaña, va a ser la Colombia del posconflicto. Por dos razones:
Primero porque insulta nuestra inteligencia.
Y segundo, porque eso ya lo han hecho muchas veces campañas pasadas como “Vive Colombia” o como “El único riesgo es que te quieras quedar”.
Es decir, no caiga en esas mismas situaciones clichés, agregando soldados y guerrilleros, añadiéndole abrazos de igual a igual, en un país tan desigual con la palabra SI que aparezca en sitios inusuales y sincronizados, con un bonito y sentido jingle, porque no se lo van a creer.
Yo le aseguro como publicista que esa campaña, se la desbarato fácilmente, mostrando sin tanta poesía visual y música que arruga el corazón, imágenes reales y crudas de la Venezuela de hoy y diciéndole a la gente de Colombia: Usted quiere esto también para Colombia, ¿SI o NO?
Porque nadie, solo unos pocos, sí quieren a las FARC tomándose a Colombia en los campos, las ciudades y el poder con la prepotencia con que se tomaron El Conejo.
Pero como le dije: Lowe, su agencia, y usted, forman un equipo de estrategias muy sólidas con ejecuciones creativas sorprendentes.
Creo que para este caso, le va a tocar esforzarse bastante y estaré dispuesto a felicitarle si me estremece y convence su campaña, como publicista. Porque como colombiano mi voto es NO.
Le reitero mi respeto y admiración como colega.
