"Reducir la corrupción a sus mínimas proporciones"

"Reducir la corrupción a sus mínimas proporciones"

"Tres días después lo cogió de la camisa y furioso, estuvo a punto de golpearlo. Le gritó: ¿Dónde se robó esas medallas? Me costaron lo que dice el recibo..."

Por: Silvio Avendaño
enero 19, 2024
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Fotografía: Canva

Al salir del colegio, el rector le preguntó:

- ¿Va a Bogotá? - al responderle afirmativamente, le pidió el favor de que comprase unas medallas, para las izadas de bandera.

Pronto quedó atrás la ciudad, luego la laguna, después el vehículo atravesó un pueblo de ovejas, continuó hacia las carboneras, las salinas, hasta que llegó a su destino.

Descendió del bus en la calle veintiséis con la avenida sesenta y ocho. Pronto subió en una buseta hasta la Avenida Jiménez con décima. Entonces, caminó hacia la carrera séptima en dirección de una librería y compró un libro. Al salir del local se dirigió al establecimiento de venta de trofeos, insignias, placas, distintivos, banderines… al llegar al lugar miró el mostrario y solicitó treinta piezas por un valor de doce pesos cada una.

Ágil, el dependiente empacó las medallas y, preguntó:

- ¿Por cuánto le hago el recibo?

-No entiendo.

-Mire, señor, aquí llevamos doble contabilidad. Una para la empresa, otra para el cliente.

-Pues por lo que es. Treinta medallas a doce pesos son trescientos sesenta pesos.

Pagó, empacó la factura en la bolsa. Anduvo hacia la carrera séptima. Cuando llegó al parque Mutis vio el edificio de la Universidad del Rosario. Algún día vendría y penetraría por el zaguán del claustro de derecho. Quizá podría observar la “¡Oh larga y negra partida!” que trazó Caldas al salir hacia el patíbulo. Pronto se halló en los predios del periódico de mayor circulación, en busca del colectivo que lo llevaría a la casa familiar.

El lunes viajó temprano porque tenía clase en la tarde. Al llegar al colegio fue a la rectoría y entregó las medallas con la factura. El rector dijo:

-El ecónomo le cancelará en estos días.

Tres días después el ecónomo lo cogió de la camisa y furioso, estuvo a punto de golpearlo. Le gritó:

- ¿Dónde se robó esas medallas?

- A usted: ¿qué le pasa? ¿Por qué me agrede?  Me costaron lo que dice el recibo, que tiene el nombre, dirección y teléfono del establecimiento.

El personaje compraba medallas de poca calidad y las hacía facturar, cada una por veinticinco pesos.

Él puso la queja ante el rector. No era la primera vez que ocurría tal hecho… En toda compra para la institución el precio se alteraba.

El director del colegio, con documentos solicitó la destitución del funcionario, al Ministerio de Educación.

Al año siguiente fue trasladado el personaje a un colegio nacional ubicado en la Costa.

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