Recientemente la Alcaldía de Medellín hizo un trabajo logístico para llevar una caravana de mercados al barrio La Avanzada en el Popular 1. Sin embargo, al generarse la ansiedad y la angustia de la gente amontonada, algunos aprovechando para obtener más de la cuenta al a hacer de nuevo la fila, el ente se excusó y salió del sector. Si bien la administración municipal anunció a los líderes que regresaría, a la fecha no lo ha hecho.
"En el Barrio La Avanzada no han llegado las ayudas de la alcaldía y las pocas que trajeron fueron como 50 mercados. Somos muchas más familias las que estamos acá. Esto debe ser para todos, sin privilegios", asegura Sandra Milena Vásquez, más conocida como “la chiqui”, madre cabeza de hogar que labora como vendedora informal.
La comunidad en general se ha manifestado con cacerolazos, trapos rojos y protestas pacíficas en la vía exigiendo a la Alcaldía las ayudas prometidas.
Fredy Jaramillo recuerda que los vendedores informales le enviaron una carta al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, pero no obtuvieron respuesta; cosa diferente ocurrió cuando estaba en campaña. Por eso, exigen que los dejen trabajar o que les colaboren ante la situación, la cual derivó en la merma económica para sus hogares y en el aumento de precios de los alimentos.
"Si el Estado cree que uno con dos libras de arroz, una libra de lentejas y una de fríjoles va a sobrevivir por todo este tiempo, están muy equivocados. Soy padre cabeza de hogar, estoy atrasado tres meses en el pago del arriendo", manifestó Diego Henao.
Blanca Estrella Toro usualmente recorre buena parte de El Popular 1 en su silla de ruedas, vendiendo chance para poder sobrevivir junto a su padre, que es adulto mayor y sufre de los huesos. Pero ante esta situación, ni ha recibido las ayudas prometidas, ni el subsidio que por presupuesto ordinario le corresponde a la población con discapacidad. "Yo sé que hay mucha gente que está detrás de esta ayudas y que hay que esperar, ¿pero cuánto hace que nos tienen esperando?”.
Hay población tan vulnerable en este sector como Orlando Aristizábal, un adulto mayor de 63 años que fue abandonado por su familia en esta coyuntura, pero una vecina le está dando posada en su carro, en el que prácticamente está viviendo. "Después de que llegué a la vejez y crié a mis hijos, y mi señora tiene plata, me echaron a la calle y me dicen que no quieren saber más de mí porque no sirvo para nada".
Gloria Giraldo, quien ha venido trabajando con el grupo de vendedores informales Las Familias de la Calle, que aglutina a cerca de 80 personas, concluye lo siguiente: "realmente estamos en unas condiciones difíciles, hay personas que no tienen en este momento si quiera con qué darle una aguapanela a sus hijos, no es justo. Es triste ver cómo al grupo nos envían vídeos de la nevera solo con agua. Quédate en casa ¿quién se puede quedar en casa así?".
La Alcaldía de Medellín les ha manifestado en varias ocasiones que hará llegar las ayudas, pero los dejaron como el director de Sapiencia a mí, en visto, porque Carlos Chaparro, quien fue designado como el gerente de la comuna 1, no me dio respuesta al WhatsApp y tampoco contestó la llamada, pese a que intenté contactarlo en varias oportunidades.
