Mis más sinceros saludos, ministra Parody. Hablo en nombre propio pero en defensa de otros. Ciertas y sinceras palabras resonaron ayer en la celebración de los 50 años de la Universidad insignia de la región. Y una vez más seguimos siendo la cenicienta de la educación. Siempre he creído que las instituciones son el fiel reflejo de algo más grande y en este caso, la Universidad del Atlántico es si acaso un espejo de un ente mayor: el Estado.
Esta casa de estudios superiores sufre los mismos malestares que la casa de gobierno: juego político, alianzas estratégicas, corrupción, y un sinnúmero de factores que la hacen realmente compleja. Pero es soberana, en palabras de nuestra carta política es autónoma. Eso tiene una consecuencia inexorable, tiene la potestad para dirigirse a sí misma, quizás no tenga la idoneidad para hacerlo. Pero el Estado ha reflejado tener la plena facultad de ser social de derecho. Art. 11, Terrorismo de Estado; Art. 12, Desaparición forzada; Art. 13, Asesinato de minorías y grupos indígenas; Art. 15, Derecho a ser chuzado; Art. 16, No al aborto ni a los gays; Art. 17, El sol se pone a las ocho. Pero ningún otro país se atrevería a inmiscuirse en los asuntos de la República de Colombia. Como diría Bolívar, estábamos abstraídos del arte de gobernar, 200 años después no hemos aprendido mucho.
Esta abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos; tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en las grandes revoluciones. Lo diré de una vez, estábamos abstraídos, ausentes del universo en cuanto era relativo a la ciencia del Gobierno.
Macondo es pueblo, calles de polvo, niños barrigones y desnudos, diluvios, peste, fiebres de insomnio, delirio de prosperidad, Macondo es Colombia, Colombia vende sus empresas y compra luz a un país de la mitad de su tamaño, Colombia dice que en Reficar no hubo robos, solo mala planeación, que en La Guajira fue una cosa del cambio climático y la sequía. Lo de la Policía es un hecho aislado. Pero algo que sí somos, somos soñadores. Nuestros más de 20 mil estudiantes vienen de rincones olvidados, de pueblos bellos del caribe, de los sectores más diversos de Barranquilla, el Atlántico y la región. Y creemos que su ministerio y la sinergia con los miembros de nuestra Universidad son suficientes para alcanzar una calidad educativa superior. O ¿es que acaso señora ministra usted quiere abstraerse de la responsabilidad de vigilar y supervisar la trasparencia en nuestra universidad? O ¿se considera inexperta en asuntos académicos y quiere que un ente privado nos asesore? Soñamos entre selvas de cementos, sin laboratorios y sin tantos libros, pero lo que su ministerio diga de nosotros no nos hace menos. La diferencia fundamental es que usted compara, denigra, tiene ese juego sucio de mostrar a los dos hijos de una misma región, el acaudalado y el que sistemáticamente ha sido saqueado. Nuestros profesionales hacen parte de todas las esferas y ámbitos de todo el país, nuestro prestigio también, mancillado, dañado pero cierto. Somos el centro de sueños e ideas del caribe. Algunos no tenemos más que un padre luchador que hace parte de la informalidad laboral de este país, y una madre valiente que hace mil tareas y mil más. Pero yo sin mi universidad no estuviera ni siquiera redactando este artículo.
La educación es derecho fundamental y un servicio público, los servicios públicos deben ser administrados por simple lógica por los entes de esa misma naturaleza. El llamado es entonces a que desde nuestra propia particularidad, sea la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional, la Universidad de Cartagena nuestras guías, nuestras universidades públicas, las que entienden y viven nuestros contextos las que puedan dimensionar nuestros problemas comunes y aconsejarnos. Cada universidad es un pueblo, su comentario es cierto, veraz, pero vacío carente de sentido y consonancia. Solo nosotros mismos podemos conjurar nuestros males, y miente al decir no impacta en nuestra calidad de estudio.
Su tarea es velar por un Rector permanente pronto, la estabilidad juega un papel fundamental y crítico en la administración de nuestra universidad. También es su deber mantener vigilancia sobre cualquier tipo de corrupción al interior. Y finalmente cuidar sus palabras, porque la invito a que dé clases un día con nosotros y nos diga que no impactamos en la región.
