Han pasado 13 años después de la masacre de Portete (Guajira). Un 18 de abril de 2004, el grupo paramilitar denominado Contrainsurgencia wayúu, al mando de alias Pablo del bloque de alias Jorge 40, irrumpió en los territorios se Bahía Portete, masacrando y decapitando a dos mujeres. El joven menor de edad, llamado Ruben Epinayu, fue amordazado y arrastrado por un carro por varios kilómetros hacia la zona norte extrema de la alta Guajira (Meruunaain). Igualmente, ese mismo día desaparecieron a dos mujeres, una de ellas era menor de edad.
Las manos criminales de los paramilitares dejaron un saldo de 13 muertos indigenas wayúu, sin contar los demás asesinatos en otros territorios en la misma operación de contrainsurgencia wayúu.
Esos hechos que marcaron históricamente al pueblo wayúu provocaron la fractura del tejido social. Además, desequilibraron la paz y la armonía del territorio, originando el desplazamiento masivo de más de 600 personas, en su mayoría con destino hacia Venezuela.
El último registro contabiliza a un total de 105 del núcleo familiar del linaje Epinayuu en Venezuela, 15 en Maicao, 31 en Riohacha, 25 en Manaure, 15 en Uribia y unos 30 en el territorio, representados por el señor Juan Epinayu. Lo anterior, sin contar el total de núcleos familiares representados por el señor Nicolás Ballesteros.
Recientemente, unos seudolíderes wayúu organizaron un falso retorno de unas 150 familias, aproximadamente, al territorio. En su mayoría, personas ajenas al territorios, utilizadas para construir un rancho, montar un espectáculo, justificar un recurso y luego desaparecer en un lapso de tiempo.
Es de pleno conocimiento del Estado que quienes se autoproclaman ser autónomos del territorio han gozado de todas las garantías y que hasta la fecha los verdaderos dueños ancestrales del territorio aún reclaman al Estado las garantías y las condiciones para las familias que no han sido sujeto de atención, que brinde las condiciones de regreso a sus territorios. No obstante, por iniciativa propia algunas familias han regresado y construyen poco a poco su casa.
Luego de la masacre, en el territorio de Portete se trata de reconstruir su memoria, recuperar la tierra que los vio nacer y exigir una verdadera reparación. Ellos denuncian que han sido engañados, manipulados y vulnerados sus derechos por los mal llamados lideres y activistas y/o defensores de derechos humanos.
Cabe resaltar que dos familias foráneas (Ipuana y Uriana) se disputan la territorialidad con fines particulares, viéndola como una oportunidad de lucro. La única realidad es que los verdaderos dueños han sido ignorados por años.
Con motivo de levantar la voz, dejar el miedo a un lado y reclamar por sus derechos, Juan Epinayu, alaüla del E'irukuu Epinayuu, convoca a la primera asamblea general denominada "unidos en defensa de nuestros derechos y por la autonomía de nuetros territorios - Paz y Renconciliación" a realizarse el dia 24 de noviembre del presente año.
Aparte de tratar las múltiples problemáticas y ejercer un plan de acción para mejorar las condiciones de vida, exigirán al gobierno un espacio para que sean escuchados. Además, tienen como objetivo principal poner fin a los conflictos de disputa a través del diálogo, brindando un espacio para la familia Ipuana y otro para la familia Uriana, en donde expondrán sus argumentos ante los presentes y responderán una serie de interrogantes. En dicha asamblea esperan contar con el acompañamiento de las entidades invitadas.
Por último, se hace la invitación a todos aquellos que se sientan con derechos a reclamar y a apoyar esa noble causa.
