Colombia requiere de un presidente que esté comprometido con la paz, que promueva una justicia social para todos, preparado para sacar adelante los proyectos de ley de iniciativa presidencial ante el Congreso.
Un gobierno conocedor del territorio nacional en cuanto a sus problemas regionales y generales, que tenga en su mente una completa radiografía de Colombia, con carácter, incorruptible, insobornable, antiuribista y que no se deje manipular.
Debe ser comprometido con una reforma agraria integral destruyendo previamente las minas antipersonales, antirracista en todos los órganos del poder público y económico del país.
Un gobernante comprometido con una profunda reforma a los servicios públicos de Salud, de Educación, de Viviendas, construcción de vías hasta en los territorios más apartados del país.
Debe ser comprometido con una profunda reforma a la justicia en sus distintas jurisdicciones, para que esta sea pronta y no duerma el sueño de los justos en los distintos despachos judiciales, que respete los acuerdos de paz con las FARC.
Un presidente que coloque por encima los intereses colectivos a los intereses particulares, que respete la constitución y el estado social de derecho.
Además, debe ser un presidente cuya edad y salud no inciden en la prestación de sus obligaciones como primer mandatario, porque no es lo mismo contar con 62 años de Gustavo Petro, que con 77 años de Rodolfo Hernández.
¿Por qué? El metabolismo tiene que ver con los procesos físicos y químicos del cuerpo humano que se convierten en energía, tales como la respiración, circulación sanguínea, regulación de la temperatura, pérdida de la memoria por la edad o Alzheimer.
Colombia requiere de un gobierno comprometido para solucionar los problemas que nos impiden vivir dignamente y que su presidente se desplace por todos los puntos cardinales del país, para conocer sus necesidades y soluciones.
Colombia necesita de un gobierno de diálogo, que no solamente despache desde Bogotá sino también desde cualquier otro lugar del territorio donde hayan conflictos, oiga de las comunidades sus problemas y proponga fórmulas de solución.
Colombia requiere de un candidato que acepte los debates porque, de no participar en ellos, significa un desprecio al pueblo que pretende gobernar, dando a entender que no es apto para regir los destinos de Colombia a partir del 7 de agosto próximo.
De acuerdo con la buena preparación de los candidatos, así mismo serán los buenos resultados para la sociedad colombiana.
Si Colombia necesita un buen o un mal gobernante ahí tienen para escoger, bien sea Gustavo Petro o Rodolfo Hernández.
No solamente es hablar de corrupción deportivamente, sino que el candidato debe saber cómo atacar este crimen, auscultando esos caldos de cultivos que la originan y sus soluciones.
No solo es decir, sino también hacer y explicar cómo se hace y tener la capacidad de ponerla en práctica. La corrupción ya existe en el Código Penal y de Procedimiento.
A lo mejor se requiere reformarlos de acuerdo con los actuales momentos para atacar con más seriedad los males sociales que nos aquejan.
Por los anteriores razonamientos, me atrevo a decir, que el candidato Gustavo Petro reúne todos los requisitos para regir los destinos de Colombia.
Colombianos y colombianas, no le tengamos miedo al cambio. Es momento de agradecer las buenas intenciones del candidato para sacar adelante a Colombia del ostracismo social en que se encuentra dentro del marco de la constitución y las leyes.
