Nuevos horizontes, así se llama la misión espacial que explora Plutón. Llegan las fotografías y la alegría impregna a muchas personas. Un descubrimiento sobre su superficie, nunca antes visto.
Disculpen pero no, claramente no me alegro. Exploramos lo más recóndito de nuestro sistema solar y no podemos explorar la inversión de valores de algunos seres humanos que desafortunadamente dejamos que nos rijan. Inversión de valores al invertir sumas ingentes de dinero en dicha exploración, mientras seguimos pagando mal —muy mal— a profesores y campesinos. ¿Cuándo lograremos conciencia al respecto?
No me quiero extender en la inmensa cantidad de hechos en los que nuestros valores están invertidos y que generan la violencia y desigualdad que sume a la humanidad en el caos actual. Nuevos horizontes es lo que necesitamos, con acciones concretas como un salario digno de su aporte a la humanidad, a quienes ya mencioné.
Podemos impulsar el cambio con pequeñas acciones. Comprar en mercados campesinos y pagar un poco más de lo que nos piden; escoger un colegio y universidad para nuestros hijos donde sepamos que existe una cultura de respeto, apoyo y pago justo con los profesores. Donde que ellos se capaciten sea tan importante que las ganancias vayan a dicho objetivo; dejar de comprar alimentos producidos en granjas que destruyen el medio ambiente (investigar por internet las prácticas de las compañías productoras en posible). Ir a restaurantes amigables con el campo. No compro en una cadena de almacenes donde sé —por mis pacientes— que los empleados son tratados inhumanamente.
Esto solo para centrarme en acciones de agricultura y educación que escogí como referencia para esta columna. Aplicable al resto de áreas en nuestras vidas.
Cuando el bosque se incendió —reza la historia— el pajarito volaba del lago cercano al bosque y dejaba caer su gota de agua, una y otra vez. Se acercan a él y le preguntan —¿De verdad cree usted que así va a apagar el incendio? Contesta, —hago lo que puedo, lo que está a mi alcance, mejor que no hacer nada—.
Las pequeñas acciones, multiplicadas por otros, logran la gran transformación que lleva a corregir en primera instancia lo que sucede con los humanos. Luego, continuemos explorando el universo.
