El periodista que subió sus fotos íntimas a Instagram

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Las imágenes que usted está por ver van a soprenderlo porque no es muy usual ver a un hombre en estas poses. Existen imaginarios colectivos y códigos visuales sobre lo que debe representar una mujer y un hombre, y todo aquello que se salga de las normas es castigado con burlas, reproches, o, con el máximo indicador de desaprobación en el mundo digital: el silencio. Para demostrar este arraigo que existe sobre los roles, decidimos realizar un experimento: realizar una serie de fotografías en las que un hombre asumiera escenas cotidianas que solo le están permitidas a las mujeres.

Díganme la verdad. Si comparto en Facebook una vaina titulada "Así asumimos los roles de género en redes sociales” ¿Alguien aquí le gastaría un click?... Pues bien, así pudo haberse llamado el trabajo el trabajo del cual estas fotos hacen parte. A @mariamimia y a mí nos pidieron un producto periodístico donde tratáramos ese tema. Fue el reportaje final de la clase de Periodismo Digital de la maestría que estamos haciendo. Ambos creemos que el periodismo, cuando está bien hecho, logra conectarse con una audiencia para interesarla en temas que nos afectan a todos pero que por sí solos no reciben mucha atención. Buscamos explicar de forma fácil y entretenida algo que en su naturaleza es complejo. Esta foto, y las que les voy a compartir en los próximos días, muestran todo lo que está bien visto solo si lo suben las mujeres ¿Qué pasa cuando lo sube un hombre? Pueden reírse, impresionarse y murmurar mientras intentamos responderlo.

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 23 de May de 2017 a la(s) 12:15 PDT

Es claro que la forma de representarnos ante el mundo externo ha cambiado desde que tenemos redes sociales. Editamos nuestra vida para compartirla, construimos nuestra imagen y revelamos, por medio de esta, nuestras aspiraciones ante el mundo. Por estas características es que resulta interesante revisar como se presenta el machismo y los roles de géneros en estos nuevos canales.

Buenos días. Para esta foto fui a la biblioteca. Quería algo que fuera bien femenino. Saqué La casa de los espíritus, El segundo sexo, de Simone de Beavouir, y algo de Deepak Chopra. Sin embargo, no había sinceridad. El hombre de la foto no ha leído una sola letra de esos. Por lo tanto @mariamimia y yo buscamos en mi biblioteca personal. Clasificaron El diario de Ana Frank y Mujeres que dicen verdades, de Alejandra de Vengoechea. Al momento de escoger hubo debate. Como no llegamos a ningún acuerdo, montamos las dos. En todo caso, sepan que ambos libros los devoré, que no debería dar pena admitirlo en público y que también tomo agua de flor de Jamaica. ????????

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 23 de May de 2017 a la(s) 11:10 PDT

Lo que más llamó la atención del resultado de este ejercicio, es que la gente piensa que existe una relación directa entre la representación de espacios limitados para el género femenino (escenas de yoga, de un libro con un té en cama, de mostrar el cuerpo, de cosificarlo como objeto sexual, entre otros), y la orientación sexual.

Estas fotos fueron planeadas. @mariamimia y yo analizamos el comportamiento de las mujeres en las redes sociales. Luego decidimos cuáles eran las fotos que íbamos a tomar y empezamos a producirlas una por una. Hicimos una lista. El reto era lograr que en medio de tanta producción se vieran espontáneas, pero sobre todo sinceras. Así, concluimos que una de las bases del machismo siempre ha sido la incapacidad de expresar amor. El hombre que lo haga en público es mal visto. En estas fotos yo lo hago con lo más parecido que tengo a un hijo, con mi hermana y con la vida en general. Feliz tarde. ????????????

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 24 de May de 2017 a la(s) 2:21 PDT

Si bien, muchos consideraron que era necesario que los hombres no se limitaran a jugar un rol de macho, porque los hombres también pueden mostrar públicamente su sensibilidad, otros consideraron que esas representaciones solo podían significar una sexualidad diversa. Estos resultados parecerían indicar que las representaciones de hombres en nuestra cultura se construyen desde la negación de cualquier elemento femenino.

Hoy les cuento que desde los años 70 la palabra inglesa “gay” significó “homosexual” en español. Antes de eso su significado poco tenía que ver con sexualidad. Se relacionaba más con alegría o diversión. Las risas y las celebraciones se dejan solo para las mujeres. La cara de puño pasó a ser sinónimo de hombría porque los varones no sonríen. En estas fotos @mariamimia y yo nos fuimos de frente contra eso. Yo fui todo un instrumento a su disposición. No fue muy difícil hacerme sonreír hasta sacarme cara de imbécil. Los que me conocen sabrán que me sale sola cada vez que disfruto lo que hago. Salud.????

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 25 de May de 2017 a la(s) 3:56 PDT

La pregunta obvia al publicar estas fotos es: “¿Enrique, y no te preocupa que piensen que eres gay?”… A lo que respondo: “Pues vivo muy preocupado. Todos los días me preocupo por que no llueva para no mojarme en la bicicleta. Porque el sueldo me alcance hasta fin de mes y que la nevera siempre esté llena. Por mantener el promedio sobre 4 en la universidad para mantener la beca, ir por lo menos 3 veces a la semana al gimnasio, comer 4 o 5 veces al día y nunca salir a la calle sin bloqueador... Pero la verdad es que mi principal preocupación por estos días es el precio del Euro. Para diciembre lo necesito bien barato”. Buenos días. ????????

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 26 de May de 2017 a la(s) 7:14 PDT

Aquí contamos una historia que no le va a cambiar la vida a nadie. Solo queríamos que sirviera para pensar la manera en que leemos a los demás y nos mostramos a nosotros mismos en redes sociales. Así de simple, y punto. Si usted pasó un buen rato viendo estas fotos y recuerda algo de su objetivo entonces mi querida @mariamimia y yo podemos darnos por bien servidos. En lo personal no sé si voy a dedicarle mi vida al periodismo, pero si lo hago será como yo quiero hacerlo. Este trabajo fue una muestra. Entiendo periodismo como entretenimiento, en el sentido que solo con la emoción se puede generar conexión con la gente. Si aburre, si no da frio ni calor, entonces no pasa nada. Mejor dicho, si mis historias se vuelven aburridas, entonces vayan a visitarme a Providencia. Estaré allá vendiendo agua de coco en la playa. En todo caso, seré feliz.

Una publicación compartida de Enrique Trheebilcock (@enriquecart) el 26 de May de 2017 a la(s) 11:17 PDT

Como parte del trabajo para la Universidad de Los Andes también se hizo este podcast donde se recogieron opiniones sobre las fotos, el análisis de un experto y la experiencia del protagonista: