Si te preguntan cuál es la profesión con más riesgos en tu país, tal vez respondas : la policía, los bomberos, aquellos que trabajan con productos químicos, entre otras más, sin embargo ninguna de las anteriores se acerca en lo más mínimo al riesgo de ser periodista. La realidad violenta que afecta en estos momentos a muchos países de América Latina, tiene como objetivo silenciar esta profesión a cualquier precio.
Todos los días defensores de Derechos Humanos, líderes sociales, investigadores y periodistas de distintos medios, son perseguidos, censurados, difamados y tergiversados. La mayoría de estos casos violentos contra periodistas son estrategias políticas, que buscan callar al que delata, al que es “sapo” o al opositor.
Algo que sabemos con certeza, es que los grupos paramilitares son los principales victimarios, a diario vemos sus amenazas y asesinatos a periodistas y lideres sociales por ser defensores de las víctimas, de la tierra, del patrimonio y de nuestros pueblos.
Por otro lado, algunos políticos también cometen atropellos contra los derechos, censurando en indefinidas ocasiones a periodistas, interceptando sus lineas telefónicas, obteniendo acceso ilegal a los correos electrónicos para después chantajearlos o ponerlos en vergüenza frente a la sociedad. Un claro ejemplo es el caso de Daniel Samper Ospina, calumniado por la desinformación de un político, el cual no acepta el humor, como una forma legítima de crítica, atacando al periodista con argumentos rebuscados, sacando a la luz algunos de sus correos confidenciales, donde si bien, es cierto que existe un uso inadecuado del lenguaje y además machista por parte del periodista, es su privacidad, la cual fue publicada con el fin del desprestigio.
A propósito, el político que desinformó para calumniar a Samper Ospina, ha sido señalado en varias ocasiones por tener relación con los paramilitares y las ‘chuzadas’. ¿Pura coincidencia?
En nuestro país, cada día aumentan las muertes de líderes sociales, hay más persecución a los periodistas, y son repartidos más panfletos intimidantes a activistas y defensores. Solo me resta decir que esto me genera temor, pero tenemos que ser valientes y enfrentarnos a través de la denuncia a estos atropellos hacia nuestra libertad.
Cientos son nuestros enemigos. Desde el político censurador hasta el paramilitar radical, ellos desean callarnos, y las medidas protectoras del gobierno, difícilmente llegan a las personas que están en las zonas más remotas del país, donde además carecen de acceso y seguridad.
Reflexionemos en tratar de no estar desprotegidos, intentemos por más inexistente que sea, de encontrar una protección confiable a través de las instituciones más cercanas, de denunciar por todos los canales de información a aquellos sujetos que estén intentando vulnerar nuestros derechos. La única arma que poseemos es el conocimiento y la unión, y con esto vamos a continuar la batalla. Los periodistas debemos hacer frente, no huir, no correr y no dejarnos intimidar.
