Lo que acaba de suceder con Saludcoop, cuyo final es impredecible, trae a la discusión una de esas cosas inexplicables de Colombia y en particular de su sistema de justicia. Cómo es posible que el Señor Palacino (propietario disfrazado de Saludcoop), esté olímpico por las calles del país y probablemente del extranjero, cuando es evidente que fue el mayor responsable de la quiebra de esa institución, y del daño irreparable causado a millones de colombianos entre ellos, a los 4 millones de afiliados a esta entidad cuya suerte está en veremos.
Es el momento de revivir hechos olvidados por la mente liviana de nuestras autoridades. Se habló del gran desfalco de esta entidad que dedicó recursos públicos destinados a la salud de los colombianos, a desarrollar proyectos de vivienda lujosa en Villavicencio, campos de golf, empresas de salud en el exterior, entre otros. Todo menos lo que le correspondía al ser ejecutor de dineros que aportan los colombianos, directamente o indirectamente a través de impuestos.
Por qué el señor Palacino no está en la cárcel, es lo primero que debe responder no el ministro de Salud a quien no le corresponde pero sí la justicia colombiana. No solo es inaudito que se le haga semejante daño a millones de colombianos que confiaron en esa institución, sino que sus actuaciones como principal autoridad de esa entidad fracasada, pasen desapercibidas por el Estado colombiano. Otro personaje con prontuario que sigue su vida normal como si nada hubiese pasado. Es decir, libre como el viento.
Es hora de obtener respuesta de los entes de control
porque repito: se trata del mal uso de recursos públicos,
que eso no se olvide
El país demanda explicaciones y es hora de obtener respuesta de los entes de control de este país porque repito: se trata del mal uso de recursos públicos, que eso no se olvide. ¿No tiene nada que decir por ejemplo la Fiscalía General de la Nación? Es una prueba de fuego para todos aquellos que se beneficiaron con contratos de este señor, con puestos para sus familiares, con atención privilegiada por encima de las inmensas colas en sus clínicas.
Es un pésimo ejemplo para este país cuya transparencia es cada día peor. El mensaje para esta juventud y para muchos otros, es que en esta sociedad colombiana los funcionarios públicos que se la pasan entre lo público y lo privado como si fuera lo mismo, tienen licencia para hacer lo que les venga en gana cuando tienen relación establecida con aquellos que se sienten poderosos en esos momentos. Inadmisible, porque la gente honesta se ve sin ninguna opción de entrar a las grandes ligas de nada y de nadie, aun cuando seguramente no se enfrentan a esos dilemas porque sus principios no se lo permiten.
El señor Palacino tiene que responderle al país por haber creado un emporio para su beneficio y el de sus socios (miembros intocables del Consejo Directivo de Saludcoop), causando un daño de tal magnitud a esos millones de seres desprevenidos que se dejaron deslumbrar por su acelerada expansión de infraestructura, y a quienes nadie les dijo (como era obligación del Estado colombiano hacerlo) que estaban participando de un negociado que sería insostenible, que les costaría probablemente su vida. Por favor Ministro Gaviria que su Superintendente de Salud deje de echarnos cuentos chinos, que bobos no somos. Palacino no puede engrosar más la fila de los colombianos intocables. No puede seguir siendo libre como el viento.
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