Ha pasado nuevamente en Colombia otro periodo de elecciones del Congreso Nacional. Se dieron varios cambios importantes, nuevas representaciones políticas y espacios ganados por partidos minoritarios. Los Decentes y el crecimiento que tuvo la Alianza Verde son razones para creer que esto puede cambiar. Aparecen por primera vez las Farc, gracias al proceso de paz pelearán las palabras y se matarán los odios. Pero no todo cambió, la representación política del departamento de la Guajira en el Senado de la República, igual que el cuatrienio anterior será nula.
En la Guajira las cosas siguen igual que los 4 años anteriores, pasan sin “ton ni son”. Los pueblos son los mismos, los mismos representantes, la misma gente, solo se dio un cambio, ingresó una mujer luchadora a la Cámara de representantes, de resto, al igual que ochos años atrás sigue el representante De Luque al mando.
Nuevamente los mismos políticos se llevaron la representación y los votos que le correspondían a esta tierra del olvido a sus departamentos. Ganaron los ciudadanos que viven en el Atlántico, Cesar, Córdoba, Eje Cafetero, hasta Valle del Cauca, tienen un representante más, porque en estas tierras tan retiradas y olvidadas del país todo el mundo tiene votos. Parecemos los guajiros unas vacas lecheras cuidadas por un mal administrador de finca, solo le ve la cara en la madrugada mientas ordeña, pero durante el resto del día ni un poco de sal le da. Así, como el mal finquero son los políticos colombianos, solo les vemos las caras en estos tiempos, llegan a las primeras horas del día y desaparecen sin dejar nada a cambio.
Ya en el pasado han hecho la misma jugarreta, han buscado los votos con las mismas ofertas y no pasa nada, todo sigue igual, pasan los cuatro años sin pena ni gloria, sin oportunidades para nadie. Los líderes a quienes deberían ayudar y que de sol a sol buscan los votos terminan peleados con los amigos, la familia y con todos a su alrededor por el candidato. Una vez pasado el tiempo de gobierno queda con enemigos, decepcionados del político y la misma pobreza de siempre.
El departamento tenía en juego dos representantes de ascendencia guajira, Jaime Luis Lacuture y Fernando Gómez, entre ellos juntos llegaron a algo más 75 mil votos, número que hubiera permitido a por lo menos uno consolidarse, pero quedó nuevamente demostrado que no hay un liderazgo fuerte, no hay quien esté presente todo el tiempo en los territorios, no siembran, solo quieren recoger cosechas de votos en semillas que no han plantado en tierra fértil. Esto es algo que saben aprovechan muy bien los políticos habilidosos y forasteros para coger votos en el desierto.
Los representantes de afuera, llegan y hoy vuelven a ganar. Aquí reinó el partido Conservador con Efraín Cepeda un viejo conocido, se llevó 5.5 mil votos, David Borguil 3.3 mil, Nora García 2.9 mil. Luego Cambio Radical con Daira Galvis y Didier Lobo de más de 4 mil cada uno, Luis Díaz Granados 3.7 mil. Por último, el Partido de la U con José Name 8 mil, José Gnecco y Armando Benedetti con mas de 2 mil cada uno. Estos ganadores se llevaron nada más que 35 mil votos, esto es un senador seguro dentro del partido Alianza Verde, Polo Democrático o el Centro Democrático. En fin, a estos ganadores sus electores deben exigirle y digo solamente sus electores, porque ellos representan a sus departamentos, La Guajira es simplemente una opción más.
Debe ser un reto para la próxima administración del Estado colombiano y su Congreso en pleno promover una reforma política que implante, al igual que la Cámara, la obligatoriedad de la representación de los departamentos, de por lo menos un senador que haga real presencia en el territorio, a quien exigirle, a quien le duela el territorio. Ya la historia ha demostrado que quienes representan otros departamentos en ocasiones ni a sus tierras ayudan, para venir a ayudar a un departamento alejado y pobre, que por mucho les da unos votos que no le hacen falta.
