En agosto de 2017 la revista digital Vice publicó la primera parte del informe especial Acoso sexual en la U, realizado con el apoyo de Connectas y del International Center for Journalist (ICFJ), con el fin de mostrar como en los ambientes universitarios de Colombia la violencia contra la mujer es parte del día a día, violencias que “rompen espíritus y acaban con carreras, pero que, curiosamente, dejan intactas a las instituciones”.
Así mismo en febrero de 2018 Amnistía Internacional relató a través de sus espacios de opinión el caso de una universidad de Bolivia en donde en un cartel ubicado en la Escuela de Sociología, llamado el “Árbol del acoso”, reza: “En la Uagrm los docentes me acosan, los compañeros me culpan y la universidad los encubre”, señalando Amnistía que muchos de los aspectos de los que se hablan en ese cartel son algunos de los que imposibilitan visibilizar este delito en las universidades.
No es normal es un claro mensaje que este tipo de estudios pretenden recordar, y ha sido esta justamente la consigna (#NoEsNormal) que el Observatorio de Género de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín ha tomado para impulsar una campaña en contra del acoso en la institución, dando cumplimiento además de esta forma a los tratados internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Belem Do Pará), además de las normas de carácter nacional tales como la Ley 1257 de 2008 y los lineamientos del Ministerio de Educación Superior para la política inclusiva (2018).
La campaña institucional #NoEsNormal se encuentra liderada tanto por Bienestar Universitario como por el Observatorio, el cual funge en la institución como un espacio de formación e investigación académica en el que se observan, procesan, analizan y teoriza sobre diversos fenómenos sociales con perspectiva de género y con un enfoque feminista, la campaña busca entonces visibilizar la problemática del acoso sexual aportando al mismo tiempo elementos que permitan tanto la prevención como la desnaturalización de este tipo de violencias.
Mensajes como “#NoEsNormal que me digas que me tenga que sentar en la nota”, “#NoEsNormal que te bases en mi orientación sexual, mi apariencia, mi sexo o mi género en los criterios de examen” y “#NoEsNormal las miradas insinuantes de un profesor o profesora al cuerpo de un/a estudiante.” hacen parte de una de varias estrategias de publicidad utilizadas por el Observatorio y Bienestar Universitario, y pese a que la campaña ha sido bien recibida en términos generales por la comunidad universitaria, no se hicieron esperar los comentarios desinformados en algunos casos, retardatarios en otros y siempre los de quienes se sienten aludidos aunque no existan señalamientos formales.
Comentarios como “si tienen pruebas del acoso denuncien”, “los estudiantes también acosan”, “lanzar este tipo de afirmaciones es violentar el debido proceso” y “es una exageración de algo normal” solo han dejado ver la magnitud del problema en la universidad, han demostrado que la comunidad desconoce las inmensas complicaciones y factores externos que impiden una denuncia formal en este ámbito, y hacen caso omiso al análisis tan necesario de las relaciones de poder hegemónicas existentes en los espacios universitarios que dan pie al acoso, o simplemente y para terminar van al campo de la “neutralidad”, cuando como acertadamente ya lo ha manifestado Elie Wiesel: “La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio ayuda a quien atormenta, nunca al atormentado”.
