Un vehículo nos cierra y pa'l piso… falta de pericia o falta de espacio, no importa.
Un peatón se cruza la vía, lo tocamos y pa'l piso… exceso de velocidad, no importa
Un bus del SITP no mide su espacio, nos cierra y pa'l piso…. ¿punto ciego?, igual no importa.
Un novato en moto no mira sus espejos y pa'l piso… experiencia nula, no importa.
En todos estos casos si salimos lastimados quien cubre médicamente nuestras lesiones o fracturas es el SOAT y como todo seguro este debe ser medido y cuantificado en su uso por cada actor vial que está obligado a portarlo.
Es en ese momento en el que sin importar cuál haya sido el evento vial adverso y sin que nuestra responsabilidad civil o penal sea demostrada, pasamos a ser los malos del paseo.
Con esto no quiero justificar ninguna conducta negativa de quien, como yo, disfruta tener moto, pero sí dejarles claro a los pocos lectores de esta nota que las mediciones que nos ponen en la cima de los hechos viales son basadas en información asumida por nuestra necesidad involuntaria de ser atendidos por este seguro.
“En pocas palabras tú me matas y mi muerte quedará en las estadísticas como mi pecado”.
¿Y por qué soy tan recurrente en la relevancia de estas estadísticas?
Como política de salud pública, el Estado, representado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el Ministerio y Superintendencia de transporte, secretarías de tránsito y policía de tránsito deben aunar esfuerzo en reducir dicha cifras a cero…
Entonces, no es absurdo que en todos esos retenes “legales” el principal actor vial detenido, intimidado y hostigado sea el motociclista…
Lo vivimos a diario y algunos (muy pocos) justifican esas actuaciones de ley, por que andan sin dios ni ley entre los carros, subiéndose a los andenes o andando con sus llantas lisas.
La cultura vial que intentamos replicar algunos líderes del gremio se ve opacada porque, como en todo gremio, algunos sobreponen sus intereses personales sobre los de la comunidad. Además, porque como gremio no somos dados a cumplir algunas normas básicas de seguridad vial.
¿Cómo cambiar esta escala de medición satanizadora? No tengo la más mínima idea, pero, a nivel personal, sí puedo contribuir a no ser parte de esta, cambiando mi percepción del riesgo y asumiendo hábitos de conducción seguros.
Los invito a dejar de lado sus prejuicios y buscar ser el mejor actor vial, uno que contribuya a la estigmatización de las autoridades.
