Mil pesos, ese ha sido el aumento diario que ha recibido el salario general de los colombianos de a pie, aquellos que, a pesar de ser quienes más se esfuerzan, tener las jornadas más extensas y ser lo que mueven al país, son los que peor pago reciben.
Vergonzoso es que en un país que internacionalmente se muestra como una economía en desarrollo se tenga un salario base tan irrisorio, uno de los más bajos de la región, mientras sus clases políticas y pútridas se pavonean con sus millones de ingresos mensuales, pagados por su tan bien desarrollada labor; recostarse en una sala a vociferar sandeces, hacerse el tonto mientras aprueban una ley más contra el pueblo, jugar en el celular o echarse una que otra siesta, eso sí es que en algún momento dejan de estar dormidos.
Y no, no es que el pueblo quiera todo regalado por el gobierno como afirma cierta pila de energúmenos alienados, pues nadie sabe más de trabajo duro que aquellos que madrugan día a día a "sudar la gota gorda" por esa miseria de remuneración, claro que no, no es regalo, el salario es dignidad y calidad de vida, elementos que en este país andan perdidos hace rato.
¿Podría el pueblo en algún momento sacudirse la tierra, dejar de estar de rodillas, desconfiar, pensar y no votar siempre por los mismos pelmazos que año tras año nos sumergen más en la miseria? ¿O acaso tanto nos gusta que violen nuestros derechos? Como buenos "patriotas" nos atamos la soga al cuello y pateamos la silla cada cuatro años.
Acá estamos, de nuevo con un salario de porquería y una carga inflacional que lo destroza en un abrir y cerrar de ojos, pero sigamos trabajando, no paremos y produzcamos, a fin de cuentas ¿para eso nacimos no?
Como decía cierto personajillo por ahí, a este país solo le servimos para trabajar, trabajar y trabajar, pero no para cobrar por ello.
