Si lo analizan detenidamente, lo más fascinante de esta imagen es su estructura onírica. Como si el fotógrafo, para conseguirla, se hubiera metido en el sueño de alguien. Imaginemos que lo anterior es posible, que se puede entrar de forma subrepticia, con una cámara profesional, en la cabeza de alguien que se encuentra durmiendo. En la de tu odontóloga, por ejemplo, en la de tu novia, en la de un enemigo, o en la de una persona que te resulta del todo indiferente. Imaginemos que te es permitido volver de ese viaje con un fotograma. ¿Se parecería a este? A lo mejor sí, en la atmósfera al menos, en el color, en esa geometría del fondo, tan cargada de elementos arquitectónicos simbólicos que parece un decorado. Esa perspectiva lineal, con ambición de punto de fuga, es resueltamente alucinatoria. Y luego está el sujeto retratado, de nombre Rigoberto Urán, ciclista profesional colombiano, miembro del equipo estadounidense de categoría ProTeam, Cannondale-Drapac, 2.º en el Tour de Francia de este año. ¿No les parece que a su izquierda observa desde una dimensión de la realidad que poco o nada tiene que ver con la vigilia? Actúa como si estuviera triste, parece perdido y solo en un mundo de sombras alejado del nuestro.
Recuerdo que cuando tropecé con la imagen en las páginas de una revista muy conocida, lo confundí durante 4 segundos con Mick Jagger, vocalista, compositor y cofundador del grupo The Rolling Stones. Tras percatarme del error, que me produjo una sorpresa embarazosa, continué observando la imagen, intentando adivinar qué me había conducido a él. Ahora creo haberlo adivinado: se trata de una fotografía de Rigoberto Urán, efectivamente, pero que parece sacada de un sueño de Mick Jagger. ¡Es Mick Jagger soñando con Rigo Urán! ¿O no?
