A raíz de la crisis informativa del último medio de comunicación crítico del establecimiento (Semana), va quedando solo la voz de algunos columnistas que en los medios progobiernistas se atreven a ver la realidad más allá de la versión oficial.
En síntesis, podríamos aproximarnos al siguiente balance de los impresos:
- Semana. Pasa de ser una revista critica a dar una versión uribista de la realidad noticiosa. Su crítica no era antisistema y era proinstitucionalista.
- El Tiempo. Medio vocero de todos los gobiernos del establecimiento, con algunos columnistas independientes y críticos. Hoy es propiedad del hombre más rico del país.
- El Espectador. De espíritu liberal y crítico de los gobiernos de turno. Da énfasis a temas vitales para el país: derechos humanos y sociales, y violencia institucional. Defensor del establecimiento, pero crítico de la corrupción y los malos gobiernos. Tiene columnistas muy ilustrados de todas las tendencias, pero especialmente voceros de los temas que le duelen al país.
- El Nuevo Siglo. De nuevo no tiene nada. Progobiernos de derecha, no importa que sean mafiosos, como el presente. Sin la pluma de Álvaro Gómez perdió protagonismo.
- Voz Proletaria, Desde abajo y otros medios parecidos de izquierda se quedaron en la época de la guerra fría. Críticos por excelencia del sistema frente al que solo ofrecen como alternativa la revolución comunista.
Pasemos a televisión:
- Caracol y RCN. Voceros del establecimiento, muchas veces manipuladores de la información, y cómplices de la corrupción, el clientelismo y los gobiernos mafiosos de turno. Con pocas excepciones de periodistas valientes y patriotas como los anteriores medios.
- Noticias Uno. Gran excepción en todo el sentido de la palabra. Es la voz del pueblo dolido de la violencia, la corrupción y el clientelismo, y deseoso de cambios. El sistema corrupto lo quiere callar y casi lo logra. Está dando la lucha con la ayuda de sus seguidores.
Por su parte, en la radio es el mismo esquema, casi que calcado. Las emisoras más oídas son las de los grandes emporios económicos al servicio de los dueños del país y de los gobiernos de turno, poca o ninguna crítica salvo contadas excepciones (donde se incluyen las de las universidades, especialmente la de la UN). Además, pululan emisoras al servicio de sectas evangélicas, brujos, música moderna y popular, y las de profetas periodistas deportivos.
Por otro lado, afortunada y providencialmente aparecieron medios alternativos digitales que nos ofrecen otra mirada de la realidad, sin sectarismos, ni enfoques sesgados de derecha ni de izquierda.
Son versiones periodísticas más cercanas al ciudadano común y que han abierto espacios a los ciudadanos para que den su opinión sobre la realidad sin intereses particulares como el portal Las2orillas, y otros parecidos como Pulzo y Publimetro.
Así mismo, hay otros medios virtuales para un público más selecto y analitico, que hacen informes periodísticos de mayor profundidad sin intereses partidistas ni gobiernistas como La silla vacía y Razón Pública. Su audiencia es muy escasa, desafortunadamente.
Y por último tenemos las redes sociales que permiten que todos los ciudadanos se expresen libremente desde su punto de vista y formación. Muy criticadas por intelectuales y políticos por diversas razones, especialmente por el peligro de las falsas noticias y fanáticos políticos que generan odio y violencia. Sin embargo, no se puede olvidar que bien utilizadas pueden producir cambios revolucionarios, sobre todo si se concretan en acciones colectivas.
