Se acabaron las Farc, indudablemente el grupo más sanguinario de la historia de América latina. Sin embargo, se mantiene intacta aquella mancha visible, que ha sido en realidad más dañina y peligrosa que las mismas Farc, quienes al final no son sino la muestra más grande de lucha por la desigualdad social, luego del asesinato del hombre más brillante de Colombia, la voz que fue Colombia: Jorge Eliécer Gaitán.
La corrupción ha existido desde el inicio de la república, donde dedocráticamente elegían a los gobernantes los mismos que hacían parte de la élite colombiana, bien sea liberales o conservadores. No obstante, a partir de aquel 9 de abril de 1948, desde el llamado bogotazo, surgió un grupo que se hizo llamar Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Desde entonces los medios de comunicación dedicaron todos estos duros años a hacer reportajes y noticias diarias en las que solo se veían titulares con las siglas Farc, aun cuando algunas veces las masacres, los asesinatos y secuestros no estuvieran encabezados por estos. Mediáticamente, la responsabilidad siempre fue atribuida a las Farc. Hoy, ya entregando armas, a los medios de comunicación no les queda de otra sino sacar a la luz todo esto que hace mucho tiempo viene sucediendo y a lo que poco daban importancia, pero en realidad viene de años atrás.
En mi opinión, el boom de Reficar, el cartel de la toga, Odebrecht y muchos otros más se vienen ocultando en los medios por fines meramente políticos y porque más les convenía redactar un titular que expresara: "Farc atenta contra 15 personas" que "Odebrecht en cabeza de 15 magistrados".
Y no, no estoy diciendo que debieron omitir los crímenes de las Farc, tampoco estoy en contra de los periodistas, porque al final la voz con que ellos hablan no es su propia voz, es la voz del director. Estoy manifestando que la importancia que le dieron a las Farc era más grande que lo que en realidad representa un peligro para el país: la corrupción.
En conclusión, ese ocultamiento es consecuencia de lo que hoy estamos viendo diariamente en el país.
Colombia está llorando, Colombia necesita borrar un pasado que hace daño y escribir un presente que nos saque de esa lista negra en la que estamos ante el mundo.
