Los poderosos que tienen finca en Anapoima, el descansadero más selecto cerca de Bogotá

Los poderosos que tienen finca en Anapoima, el descansadero más selecto cerca de Bogotá

Hace 50 años el exalcalde de Bogotá Julio Sánchez regaló lotes a influyentes personalidades como Hernando Santos, con lo que tomó vida esta agradable zona caliente

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agosto 24, 2023
Los poderosos que tienen finca en Anapoima, el descansadero más selecto cerca de Bogotá

Hace cincuenta años, Anapoima era lo más parecido al paraíso cerca a Bogotá. Clima cálido seco y salida rápida del corazón de la capital. Hoy, llegar a este municipio es una hazaña. Los viajeros deben armarse de paciencia y sufrir durante tres horas un indigesto trancón. Sin embargo, se mantiene como uno de los sitios de descanso aspiracionales de la clase media bogotana.

Anapoima, como tesoro turístico, fue el invento de un político liberal, el exalcalde de Bogotá Julio César Sánchez García, quien además fue, durante unos pocos meses, ministro de Gobierno de César Gaviria Trujillo, pero nunca se desvinculó de su tierra y se encargó en darle el impulso turístico, pero no de cualquier turismo.  

Sánchez era hijo de una expendedora de tiquetes del Ferrocarril en Mosquera y enviudó cuando él era apenas un niño. Para ganarse la vida y pagarse sus estudios fue mesero del Hotel Tequendama. A punta de esfuerzo llegó a conseguir una fortuna y su gran inversión fue en Anapoima.

La primera finca que compró Julio César se llamó La Chica. Ese fue el inicio de una serie de adquisiciones que dispararon los precios. Para hacer más popular el lugar, Sánchez empezó a regalar o a vender barato esos terrenos a gente que pudiera darle publicidad al pueblo. Profesaba ideas de avanzada liberal y de origen campechano, a través de la política hizo amigos entre la gente de poder y alcurnia.

A pesar de que consiguió todo lo que quiso, en 1999 e enfermó de un pulmón y después de haber enviudado Sánchez tuvo un final trágico: se quitó la vida. En ese momento, Anapoima ya era el mejor lugar de descanso de fin de semana y de veraneo de los bogotanos pudientes y muchos cercanos al poder.  Su cercanía al lago Chalapa le dio aún más prestigio.

Según Discovery Chanel, en un documental emitido a comienzos de este siglo, Anapoima tenía el segundo mejor clima del mundo. Le dicen Puerto Arruga porque es el sitio favorito de las personas que están cansadas de las ciudades, del ruido constante, del frío pegajoso de Bogotá.

La estrategia de invitar a construir casas en lotes regalados en Anapoima

Al primero que Sánchez invitó a vivir allí fue al exministro conservador Alfredo Araujo Grau. Y la lista siguió. Hernando Santos, director de El Tiempo, fue de los primeros poderosos bogotanos que se fueron a pasar largos veranos a Anapoima.

Enrique Santos Castillo, padre del expresidente Juan Manuel Santos, compró la casa en 1985 y la remodeló con planos del arquitecto Jorge Rueda. A su muerte la heredaron los hijos y en 2005, Santos les compró sus partes a sus hermanos y durante la presidencia utilizó la casa para reuniones reservadas. En ejercicio de funciones, le dio un espaldarazo al lugar invitando nada menos que al editor del Washington Post y al del Boston Globe y ambos quedaron enganchados porque este es un gran lugar para el avistamiento de aves. Quedaron sorprendidos.

Ya como expresidente junto con su esposa Tutina hicieron de la casa en Anapoima su refugio y se dedicó a instalarle paneles solares para el suministro de energía, un logró que compartió en su Twitter.

Sus hijos la disfrutan y aunque Santos ha querido mantener su casa como un espacio privado familiar, su hijo Martín ha publicado imágenes en las redes, como lo hizo hace un par de años.

Otros bogotanos que han comprado lotes para construir sus casas de recreo y de fines de semana son el empresario Arturo Calle; la ex vicepresidenta Martha Lucía Ramírez; el exsenador y hoy periodista Juan Lozano; el editor Benjamín Villegas; Rafael Pardo y los periodistas Darío Arizmendi y María Elvira Samper, así como el fundador de Semana, Felipe López quien reformó la casa de su padre Alfonso López Michelsen.

Si bien estas son las casas tradicionales, de los primeros que ocuparon el lugar, con los años, las bondades del clima, el paisaje y el toque de moda que le imprimieron con sus apellidos sus veraneantes, se fundó el Club Chicalá, y luego se armó un selecto condominio conocido como Mesa de Yeguas, que en pandemia fue el refugio de sus propietarios. Con los años se han armado otras parcelaciones y condominios que han vuelto aún más popular a Anapoima que dejó, eso si de ser un destino cercano a Bogotá.

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