“Los colegios en Colombia son una fábrica de racismo”

“Los colegios en Colombia son una fábrica de racismo” 

En las cartillas escolares, las personas negras aparecen como bestias de cargas y las heroínas son como Blancanieves. Entrevista con María Isabel Mena

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junio 07, 2022
“Los colegios en Colombia son una fábrica de racismo” 

Los casos de matoneo o bullying incrementaron en Colombia a raíz de la pandemia. Según el Ministerio de Educación, el 30% de los niños dicen haber sufrido acoso en el colegio y esto ubica a Colombia dentro de los países con mayores casos de matoneo en 2022. La profesora María Isabel Mena es doctorada en Ciencias Sociales y fue la ganadora del premio Benkos Bioho en 2010. Ella nos explica cómo tratar el racismo en la edad escolar.

Isabella Bernal: En Colombia muchos y muchas dicen que no son racistas porque tienen un amigo “negrito” o un abuelo negro, pero algo que nos han dejado ver las elecciones de este año, es que Colombia sigue siendo un país racista. En las 2 Orillas hemos diseñado el Racismómetro que es una herramienta con la que analizamos los ataques racistas que se hacen en los medios de comunicación y en las redes sociales a los candidatos a la vicepresidencia. En un mes hemos encontrado más de 500 ataques a Francia Márquez. Expliquemos qué es el racismo. 

María Isabel Mena: El racismo es un sistema que atraviesa todos los órdenes sociales y tiene que ver con todos los ciclos vitales, la infancia, la adolescencia, la juventud, la vejez. El racismo penetra las clases sociales por eso hay gente racista en Colombia en todos los estratos. El racismo se acompaña de estrategias gráficas, visuales, discursivas, de reacción biológica que tienen que ver con nuestro pasado común como animales humanos. El racismo tiene su principal sustancia en la piel entonces la piel es un detonante que nos activa actos reflejos y no reflejo que están inscritos en la cotidianidad.

El racismo es un gran sistema de opresión surgido de unas ideas banales que tomaron muchísima fuerza desde la prehistoria de la humanidad y que han encontrado en las redes sociales una oportunidad de detonar.

Un acto racista es que vean a una mujer negra como yo, e inmediatamente se active su economía mental y entonces digan “ella debe venir a buscar trabajo como empleada doméstica”. Pero si yo llego con mi hoja de vida y te digo que soy doctora honoris causa entonces viene la sorpresa. ¿Cómo así que una doctora negra? El racismo cuando se edita tiene muchas maneras de evidenciarse, unas mucho más activas que otras por eso la importancia de tener radares como el Racismometro, que nos ayudan a evidenciar los picos de estas acciones racistas.

I B: Es común encontrar en los libros de primaria a los hombres y mujeres negras encadenadas o desnudas, muchas veces haciendo los trabajos más duros. Es como si desde allí se empezará a reproducir en los niños y las niñas, un imaginario visual sobre las personas negras. ¿Se podría decir que el racismo empieza en las escuelas y colegios? 

MIM: Totalmente, el racismo se reedita en las escuelas, pero no nos podemos apartar de que la escuela es un reflejo de la sociedad. En la escuela se encajonan una serie de situaciones, imaginarios, representaciones que nos hacen ver el mundo de manera normal y natural. Entonces, si un niño en preescolar empieza a escuchar los cuentos de las hadas, de la Europa medieval, de Blancanieves y los siete enanitos, cuentos en los que no hay recursos que lo representen, ese ya es un acto que lo excluye.

El niño se acostumbra a ver que tener cierto tono de piel y cierto fenotipo, no vale la pena porque no aparecen en esos cuentos con los que la maestra les está indicando el mundo de la lectura y de la escritura. A eso le sumamos que en las cajas de colores hay un color que se llama el color piel, ese color es el ingrediente instantáneo del racismo, es el dispositivo que le indica a los niños que todos debemos pintarnos con el color piel. El racismo encuentra en el pensamiento visual de la infancia, una domesticación que le indica un no lugar a los niños y las niñas negras. La escuela debe empezar a detectarlo para poder empezar a transformar todo este racismo institucional que empieza en la escuela pues al estar institucionalizado,  se reedita de una manera muy fácil y dolorosa para las víctimas de racismo.

I B: Si bien es una realidad que hubo un momento de la historia en la que la población negra estuvo esclavizada, es una historia que pareciera extenderse hasta hoy. ¿Cómo construir ciudadanía antirracista desde la niñez?

M I M: Lo primero que hay que hacer es admitir que la sociedad es racista porque si no lo admitimos no podemos ver el fenómeno en su dimensión real. Si yo siempre estoy parqueada sobre el argumento de que porque voy a un bar y bailo chevere son mis amigos negros entonces no soy racista, desde ese punto de vista nos queda mucho más difícil hacer la transformación. Lo primero, es trabajar en la cultura del negacionismo racial, lo segundo es entrenarnos con experimentos sociales que nos hagan reflexionar y que nos ayuden a poner nuevas líneas de acción. Por ejemplo, estudiar los libros de textos y las cartillas para poder transformarlas, estudiar a fondo los cuentos infantiles para poder tener nuevos repertorios de trabajo con los niños y niñas. Y tercero, poder llamar al racismo por su nombre.

Estos son recursos pedagógicos que, al instalarlos en la escuela, se van a instalar en la sociedad pero esta es una labor que se debe hacerse con las familias porque si en la casa le siguen diciendo a los niños “no juegues con los de color extraño” pues todavía seguiremos en lo mismo.

Este es un campo de sufrimiento silencioso que contiene mucho dolor para los niños y niñas víctimas por eso debemos combatirlo. Seguir hablando de una dimensión estructural del racismo es lo que ha impedido que Colombia tenga informes periódicos que cuestionen lo que pasa en la educación, lo que pasa en los medios de comunicación, en las redes sociales, en el ámbito laboral. Todo ese conjunto hay que analizarlo de manera segmentada para poder tener cifras y datos para que la controversia sea sólida y pueda diferenciarse la opinión del estudio sistemático.

I B: ¿Se podría decir entonces que la responsabilidad no es del individuo sino del sistema?

M I M: Es del individuo y del sistema. Yo puedo criarme en una familia que jamás hable de racismo y de discriminación racial y puedo tener una actitud de repudio hacia la gente negra. El caso se tiene que trabajar como un asunto sistémico que está anclado en la economía mental de los seres humanos y que cumple una función económica porque existe en las distintas estructuras sociales. Cuando señalamos a los profesores por sus actitudes, metodologías y formas, también estamos señalando a las universidades donde se forman esos maestros. Llegó la hora de reconocer nuestros problemas de opresión y de desigualdad y eso se hace revisando todas las instancias de la sociedad.

I B: Muchas veces se cuestiona la capacidad intelectual de las personas negras pues es una manera de ejercer el racismo biológico. Lo hizo la cantante Marbelle cuando comparó a Francia Márquez con King Kong. Este tipo de racismo, que tiene que ver con las capacidades físicas e intelectuales, ¿cómo se podría manejar en el contexto de un colegio dónde el bullying muchas veces se vuelve inmanejable?

M I M: Lo primero es pensar qué hubo en la educación de una mujer como Marbelle que la lleva a realizar similitudes entre los animales y las personas negras. ¿Un problema de ignorancia? No creo. Para mucha gente es normal pensar que como fuimos las personas negras quienes hicimos el trabajo pesado y levantamos la economía colonial pues este país no sería lo que es sin el trabajo gratuito de la gente negra durante 4 siglos, mucha gente cree que fuimos bestias de cargas. Pero estos son ataques fundados en una información superficial y banal. Las maneras de reaccionar de la gente hay que aprender a filtrarlas porque es una manera de llamar la atención a través de actos violentos.

I B: ¿Cómo trabajar el racismo en un contexto como el de Bogotá, donde la minoría en los salones de clases son los niños y las niñas negras?

M I M: Los profesores y profesoras de vocación tenemos muchas herramientas para controlar los sistemas de opresión que no solo tienen que ver con el racismo sino con situaciones en las que, por ejemplo, un niño se burla de otro porque tiene zapatos de menor marca que los suyos. En las clases se pueden utilizar semáforos, que se presentan a principio de año como las cartas y las reglas de juego de los salones de clase.  Es imposible que una profesora o un profesor pueda contener todo lo que pasa en los salones, en los recreos, en los pasillos, pero lo que está dentro de su aula sí es su responsabilidad. Entonces, cada vez que hay un chiste o una frase perversa hacia algún niño y niña negra, se tiene la obligación de parar la clase, explicar lo que haya que explicar y solicitar disculpas. No dejar pasar porque el problema del racismo es que empieza por una situación que parece natural.

Se necesitan maestros empoderados que no silencian este problema y no les da vergüenza tratar estos temas. Para hablar de convivencia en las aulas de clase tenemos que sentirnos pares, seres humanos con derechos igual. Por eso, no podemos dejar pasar nada en las clases porque más adelante eso que parece pequeño puede generar un accidente mayúsculo. Si se implementan estos semáforos es muy probable que luego los niños sean quienes los utilicen con sus propios compañeros. Si bien hoy hay herramientas legales eso en las aulas de clase todavía es demasiado buñuelo, todavía no sabemos cómo le vamos a entrar a la violencia escolar para ejercer derechos. Los profes son los mejores soldados para combatir el racismo.

I B: En la niñez son muy importantes los referentes, pero muchas veces esos referentes son muñecas blancas que reproducen estereotipos. ¿Qué hacer para empezar a transformar estos referentes y porque es importante hacerlo?

M I M: Cuando ganó Barack Obama, mis hijos eran adolescentes y yo les hice saber lo importante que era para ellos que vieran a una persona negra con poder para que no sólo se vieran a través de los referentes vulnerables, así de eso tengamos mucho. Ver gente empoderada con su piel, con su fenotipo, con su pelo natural, aireada en las calles, es de un efecto emocional muy importante para los niños. Yo creo que la generación que viene tiene más posibilidades de ver esos referentes en los medios de comunicación y esto es algo que es decisivo emocionalmente. Ellos también están viendo algo que mi generación no vio y son los comerciales de los bebés donde los pañales por ejemplo siempre eran consumidos por familias blancas. Todo esto va creando un ecosistema emocional distinto.

I B: Para los niños, niñas y adolescentes. Hoy día las redes sociales se han convertido en el espacio donde se comparte todo e incluso se construye una identidad. ¿Se podrían utilizar las redes sociales como herramientas educativas para tratar el racismo?

M I M: Sí, definitivamente. Nos toca ser estratégicos en esto para alimentar las redes de conocimiento que están circulando, lo queramos o no. La generación de referentes que están en los medios de comunicación impactan a los niños y a las niñas, pues ellos se quieren parecer a… Entonces la gente famosa que está en las redes, los youtubers, tienen un papel fundamental y ojalá consciente de que hay una generación detrás que los está leyendo, los está viendo y los quiere emular. En este sentido, el papel de la circulación de información y de imágenes tiene que estar enrutado por los padres, las madres, cuidadores, maestros, etc. Ahí hay un mundo paralelo que es difícil de delimitar, pero nos toca hacer la tarea.

 

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