Adelantar una transacción bancaria significa para los colombianos el pago de impuestos, sobretasas, derechos, giros, manejo de cuentas, canjes y tantos otros “productos” como los llama el sector financiero, creados para incrementar utilidades, recaudando ingentes sumas de dinero con las cuales obtienen “pingües” ganancias que totalizan en cada ejercicio y cada balance general, billones de pesos.
El descalabro de la banca colombiana de 1995 al 2.000, se superó desde el bolsillo de los clientes bancarios, de toda Colombia prácticamente, porque tenemos que adelantar transacciones de toda índole en los bancos. Así, para superar esa crisis financiera el presidente Andrés Pastrana Arango, en estado de emergencia económica, creó el gravamen del 4×1000 mediante decreto 2331 de 1998, para enfrentar la crisis financiera doméstica de esa época y que se mantiene hasta hoy, diez y seis años sosteniendo una crisis superada.
Hoy los bancos están solventes pero no revierten estas sumas en servicios, modernización, atención y comodidades al cliente, en nuevos productos crediticios que permitan emprendimientos y capitalizaciones, vivienda y la satisfacción de otras necesidades dinerarias.
Observemos que en el presente año (2.014) los bancos llevan acumuladas ganancias por $ 13.08 billones de pesos así: en mayo llegaron a los 3.23 billones de pesos; a julio ganancias de $4.32 billones y para septiembre de $5.53 billones de pesos.
Luego del 2005, ha venido percibiendo rendimientos con sucesivos crecimientos y unos ligeros descensos, pero siempre ganando. Al cierre de 2012 la Superintendencia Financiera indicó que dentro de las entidades vigiladas, los establecimientos de crédito registraron unas ganancias de $7.36 billones de pesos. El reporte del 2013 detalla que los bancos y establecimientos de crédito presentaron ganancias por $5,16 billones y este año, la Superfinanciera reveló que sólo los establecimientos de crédito, entre los que se cuentan a los bancos, ganaron en los primeros seis meses del 2014 cerca de 4,3 billones de pesos, a su vez, el desempeño de los mercados financieros motivó un aumento en la valorización de la mayoría de los instrumentos financieros locales.
El Gravamen a los Movimientos Financieros (GMC), consistente en el descuento de cuatro pesos por cada mil pesos, cuando se realice un movimiento financiero, ya sea desde una cuenta de ahorros o una cuenta corriente, inicialmente tenía una vigencia temporal, de un (1) año, y como destinación: “preservar la estabilidad y la solvencia del sistema y proteger a sus usuarios”. Hoy se ha hecho permanente con anuncios de desmontarla, destinándose los recursos provistos por el GMF así: un 10% para la capitalización de la banca pública, un 30% para la de la banca cooperativa y un 60% para los alivios a los deudores hipotecarios.
En Popayán, vemos como algunas sedes bancarias han mejorado sus instalaciones, la prestación del servicio y atención a los clientes, entre las cuales podemos mencionar: Davivienda, BBVA, B. de Occidente, B. de Bogotá, superando ampliamente a bancos donde los gerentes desde hace años contemplan como sus clientes tienen que esperar largas horas en las filas para hacer cualquier transacción como B de Colombia, Popular y Agrario, sin que se tomen medidas administrativas para mejorar la atención a los clientes de manera rápida y efectiva.
Superada la crisis y ante las ingentes ganancias, es justo que quienes cumplen cancelando el cuatro por mil utilizando los servicios bancarios, reciban una retribución en mejores servicios, porque la función de los bancos no es solo acumular billones, mientras el usuario bancario es maltratado y sin mayores opciones, hay que prestarle un buen servicio
