El día de hoy, de nuevo, un titular informa sobre otra muerte de un ciclista, esta vez fue en la calle 13 con avenida Boyacá. La anterior se suma a la del martes en la Circunvalar. En lo que va del año van más de 30 ciclistas muertos en la capital colombiana, una cifra dolorosa y alarmante para una ciudad en la que básicamente andar en carro o en TransMilenio atenta contra la integridad de la palabra dignidad; donde las ciclorutas están en mal estado, donde todos los días nos enfrentamos a una eterna reedición de la liebre y la tortuga, sobre todo teniendo en cuenta que la velocidad de un carro en Bogotá es de 13 km/h en horas pico y la de una bici de 23 km/h.
La vía es publica. Sí, pública, no de los carros. La Ley 1189 de 2016 resolvió las dudas que teníamos sobre quien va primero y es que contrario a la lógica del egoísmo colombiano, va primero el más débil, el que no tiene carrocería.
Mediante derechos de petición desde el Observatorio distrital de derechos de los biciusuarios hemos preguntado a la alcaldía si se ha capacitado a policías, conductores de SITP y TransMilenio respecto a las claridades hechas por la ley de la bicicleta. Todas las respuestas obtenidas han sido escuetas mediocres, extensiones de una alcaldía que está mirando para todos lados menos para donde tiene que mirar. Se ufanan de decir que esta es la ciudad de la bicicleta, pero supongo que lo dicen porque solo se mueven por el bici carril de la 100 a la 81 (raro no sería). El alcalde que no es doctor, que no hizo el metro, que no arregló nada, pero que sí hizo campaña en bicicleta, hoy nos tiene absolutamente abandonados. Mientras hay robos, accidentes, asesinatos, lesiones y acoso; ellos están tapando graffitis.
Nuestras necesidades son reales y nos abarcan sin importar el estrato.
La burla que fue para todos nosotros que por la bicicleta de Carlos Vives se ofreciera una recompensa de 10 millones de pesos, mientras que en casos de asesinados y lesiones personales graves a personas del común no existe ni un capturado investigaciones abadonadas en su totalidad, dan muestra de quien va primero en esta ciudad.
No esperemos nada de esta alcaldía, nada. Necesitamos protestar, hacernos visibles, la indiferencia nos está matando. No nos podemos acostumbrar a estos titulares, nosotros no somos como ellos, nosotros somos amigos. La bici teje puentes de vida y es tiempo de dar un paso adelante, de inspirar y de ser los vientos de cambio que necesita nuestro país y nuestra ciudad. Debemos perder el miedo a hablar en voz alta, de decir #MiVidaSeRespeta, la bici es la protagonista de la movilidad en la ciudad.
Estamos expuestos a perder la vida todos los días, por eso el próximo 22 de septiembre nos vamos a movilizar pacíficamente, con alegría y con respeto, de la 72 con séptima a la Plaza de bolívar a las 4:00 p.m. Lo haremos por nuestros derechos, por los amigos que ya no están. Es tiempo que con nosotros se dejen de hacer los ciegos, los sordos y los mudos; es tiempo de cambiar el chip arribista de los carrotenientes, es nuestro tiempo, pero no por Facebook, sino en la calle, haciéndonos sentir: reconociéndonos, haciéndonos fuertes en el hacer, en la solidaridad, sintiendo la muerte de cada uno de los nuestros como propia. La indiferencia nos va a matar a todos.
Pedimos una política publica de movilidad alternativa en Bogotá. También que en los cursos de conducción se forme sobre la ley de la bicliceta, que se den resultados en materia de investigaciones por asesinatos y lesiones en Bogotá, y que se haga mantenimiento de las ciclorutas y bicicarriles.
