Creo que lo soñé, porque revisando mi celular no encontré llamadas después de las diez de la noche.
Resulta que recuerdo que una patrulla de la policía llegaba, en contravía y con las luces apagadas, a un sitio donde se escuchaba bastante ruido y voces de una persona con altavoz.
Entonces, los agentes se bajaban con el propósito, creo yo, de imponer comparendos a quienes se encontraban violando el aislamiento y el toque de queda (implementados para evitar contagios por COVID-19).
Sin embargo, todos los practicantes lograron evadir la acción de la autoridad, hasta el instructor... pero, por accidente, este último dejó abandonada una moto con una mochila, en la que guardaba todos sus documentos.
La policía se llevó a la estación del pueblo esos elementos. Luego, salió a perifonear por las calles, en un intento de conminar al susodicho instructor para que se presentara a reclamar sus pertenencias, firmar y recoger su respectivo comparendo.
Cuando el personaje se deció a reclamar lo que era suyo, le propuso a los agentes que arreglaran el tema del comparendo "a lo bien". Entre sus sugerencias estaba donar algo a la institución...
Ni cortos ni perezosos, los agentes le respondieron que donara diez kilos de carne de cerdo. No obstante, al instructor le pareció muy alto el costo de la "colaboración", por lo que negoció. Al final, pactaron seis kilos de carne de cerdo.
Sus alumnos, al conocer el arreglo, hicieron una vaca para comprar la carne y se organizaron para llevarla a la estación de policía.
Qué sueño tan loco, ¿no? Bueno, yo creo que mi subconsciente me jugó una mala pasada debido a la situación de contagios por coronavirus, incluida una víctima fatal, que de un momento a otro se presentó en mi pueblo.
