Hemos sido testigos de cómo desde la invasión por parte de Rusia a Ucrania, el pueblo ucraniano ha defendido a sangre su libertad, a pesar de tener al frente a uno de los tres ejércitos más poderosos del mundo.
A diario vemos imágenes de valientes soldados, ciudadanos del común, familias, jóvenes, comunidades que empuñan las armas, fabrican bombas molotov para resistir al invasor. Nadie tenía en los planes que un país tan pequeño hiciera tan formidable y noble defensa.
¿Colombia qué podría aprender?
Aunque no estamos inmersos en un conflicto bélico con otro país, sí estamos viviendo una feroz lucha por elegir el Congreso y la presidencia, para los próximos cuatro años.
Hay un sector fuerte en las encuestas, liderado por Gustavo Petro, quien, a punta de un discurso populista, basado en mentiras, ha creado un imaginario de que Colombia es inviable y que, ellos son la única solución.
Con propuestas absurdas como acabar la exploración petrolera, que nos dejaría sin una de las fuentes de financiamiento más grandes que tenemos (el 40% de nuestras exportaciones son petróleo), dejando a miles de personas sin empleo, o aumentar los aranceles a productos del exterior para que todo sea más caro y ahí si sufrir hambre.
Muchas de sus propuestas ya han sido aplicadas en otros países sin éxito: Argentina, Nicaragua y Venezuela dan fe de esto.
Ha logrado, entre otras cosas, hacer creer que nos vamos a morir por el cambio climático, que no podemos estar peor, porque ya somos Venezuela, y que vivimos en la peor hambruna.
Lo preocupante es que son muchos los que han caído en ese discurso. Vemos amigos, familiares, compañeros de trabajo, universidad, convencidos del cuento que ha echado Petro.
Aunque la democracia no es perfecta, y como país tenemos muchas cosas por mejorar, en Colombia se está erigiendo una posible presidencia de una persona que podría llevarnos a la ruina.
Debemos, como los ucranianos, hacer una causa común, levantarnos en pie de lucha y hablar. Nuestra voz es lo único que nos separa de perder la libertad. No entreguemos así de fácil el país, investiguemos, documentémonos, ayudemos a abrirle los ojos a los demás.
En la independencia muchos entregaron su vida para que hoy fuéramos libres, y aunque esto no se trata de usar la violencia en ninguna forma, hoy está en juego de nuevo nuestra libertad, ¡defendámosla!
