Los pozos profundos artesanales son excavaciones al suelo de forma vertical y cilíndrica, que sirven para extraer agua de manera subterránea para el uso doméstico e industrial, aunque también son utilizados para encontrar petróleo y venderlo.
Podemos extraer agua de los pozos usando bombas sumergibles, que se adquieren en aquasistemas para facilitar la difícil tarea de usar baldes amarrados con una cuerda, como se hacía en la mayoría de los pueblos y veredas de Colombia 20 años atrás para el uso diario en el hogar, la ganadería y en la agricultura.
¿Quiénes fueron los primeros en excavar un pozo de agua? Se tienen registros de la elaboración del primer pozo antiguo en distintos lugares, pero no hay una fecha exacta de esta información.
El único dato que existe es que fueron elaborados con material de piedras. Entonces, por ende, podemos decir que su construcción fue en el periodo Neolítico.
En Siria y en Chipre se encuentran los primeros pozos profundos de agua más antiguos que se hayan descubierto. El primero mide dos metros de diámetro y cuatro de profundidad, excavado hace más de 9000 años; el segundo mide aproximadamente 10 metros de profundidad, fue creado hace más de 10.000 años.
Marco Vitruvio Polión fue el primer arquitecto del siglo I antes de Cristo en explorar aguas subterráneas y en decir que para encontrar fuentes de agua solo era necesario recostarse en el suelo y visualizarlo, y ver si de él salía vapor como señal de que si había el preciado líquido.
De aquí nace la exploración de aguas subterráneas.
En una entrevista vía telefónica que le hicimos al reconocido ganadero y agricultor Gonzalo Padilla, nos manifestó que la elaboración de un pozo profundo de agua depende de las condiciones del terreno, de los metros de profundidad, de la agilidad y la dedicación con la que los obreros trabajan. Añadió también que se necesitan máximo cuatro personas para su excavación y tarda una semana para terminarlo, si el terreno está suave.
Padilla reside en Zapatosa, Cesar, un corregimiento ubicado a escasas horas de la capital, Valledupar. Sus habitantes viven de la pesca, la ganadería y la agricultura.
Esta población atraviesa por múltiples problemáticas, una de ellas es el pésimo servicio de acueducto. Cuando el servicio eléctrico es interrumpido, los zapatoseros se quedan sin luz y sin agua por más de cinco días.
Esta situación los obliga a acudir a los pozos profundos artesanales que tienen en los patios de sus casas, como todo pueblo colombiano, para abastecerse de agua y poder usarlas en sus labores diarias como cocinar, bañarse, tomarla y lavar la loza.
El señor Plinio Cogollo es otro habitante de Zapatosa, Cesar, quien nos manifestó que el agua del acueducto la usan para el aseo de las casas y el riego de plantas por ser altamente contaminado y sucio.
Las fincas en este corregimiento cuentan también con los tradicionales pozos de agua. Los ganaderos la usan para saciar la sed y regar los cultivos en tiempos de sequía.
