Entre los años 2005 y 2011, mientras Enrique Peña Nieto era gobernador, la empresa constructora Ixtapan, de la cual era propietario Roberto San Roman, recibió por parte del Estado de México contratos cercanos a los 100 millones de dólares. Esto no tendría nada de extraño si entre el ahora presidente y San Roman no tuvieran negocios en común.
El Wall Street Journal acaba de revelar que en el 2005 Peña Nieto le compró al hoy fallecido contratista una mansión en el club de golf Gran Reserva de Ixtapan de la Sal por un valor de 372.000 dólares. En su momento la oficina de prensa del Estado de México hizo pública la compra, aunque nunca reveló el nombre del vendedor. La suntuosa edificación ocupa un espacio de 2.038 metros cuadrados y cuenta con todas las comodidades. Según un portavoz de la presidencia, esta fue adquirida a precio de mercado, sin que la cercanía existente entre San Román y el entonces gobernador, hubiera incidido para favorecerlo.
La relación entre la firma constructora y el primer mandatario se ha consolidado con el paso del tiempo. En los últimos dos años, ya bajo el mandato de Peña Nieto, Ixtapan ha recibido, por parte del estado mexicano, 11 contratos por valor de 40 millones de dólares.
Esta denuncia se suma al escándalo ocurrido en noviembre pasado, cuando en medio del avispero desatado por la masacre de 43 estudiantes en Ayotzinapa, se descubrió que el presidente le había comprado por 7 millones de dólares una mansión al grupo Higa. La casa blanca, como se le conoce, más que una vivienda es una monumental obra de arte diseñada por el reconocido arquitecto Miguel Ángel Aragonés. Esto hubiera sido una anécdota si entre el primer mandatario de México y Juan Armando Hinojosa Canfú, el hombre que controla Higa, no hubieran negocios de por medio. Se estima que el estado mexicano le ha asignado contratos a esa firma constructora, en los dos últimos años, por un valor de 500 millones de dólares.
El vocero de la presidencia, Eduardo Sánchez, le negó al WSJ cualquier relación entre la transacción privada de la casa y el éxito del contratista. La nueva polémica apenas comienza.
