Compras un iPhone y a los doce meses notas que anda lento. Coincide exactamente con el lanzamiento de la nueva versión que vale el doble de lo que te costó tu celular hace un año. ¿Coincidencia? No. Obsolescencia programada. Apple deliberadamente ralentiza tu móvil para estimularte a que compres su nuevo producto.
Tu "viejo" iPhone terminará aumentando las montañas de desechos que produce el ser humano, mientras que los dueños de Apple seguirán acumulando cantidades de dinero que no podrán gastar ni en sesenta generaciones.
Ironías de la vida... miles de billones de dólares no pudieron salvar a Steve Jobs, su primer dueño, de un cáncer que le dejó la piel pegada a los huesos antes de acabar con él. Sus herederos tampoco podrán gastar las inconmensurables riquezas que deja su lamentable negocio.
Pero la codicia es terca, todos los días sus ejecutivos estrella aplican triquiñuelas para esclavizar al consumidor que paga sus productos a treinta y seis cuotas.
Otro ejemplo es YouTube. Si quieres ver un video, debes soportar valiosos segundos de comerciales mientras te ofrecen la versión prémium sin esos molestos anuncios. Mejor dicho, pagas o pagas. Si no te gusta o no estás de acuerdo, de malas, no hay otra alternativa en internet que ofrezca ese mismo servicio. La dictadura del monopolio.
Las grandes corporaciones manipulan nuestras vidas como se les viene en gana, son quienes dictan nuestro destino.
¿Pero cuál es el propósito de tan mal intencionada estrategia? Sí, controlarnos, ¿pero para qué? Para que gastemos más y ellos acumulen más y más riqueza. Ahí es donde no me explico por qué tanta.
Un millonario modesto puede llevar la misma gran vida que un multimillonario. La diferencia es que el multimillonario tiene ensuciarse las manos para mantener su imperio. Un millonario lo puede hacer de forma ética.
