Por estos días encontramos en las noticias mucho lenguaje crispado: videos de gente expulsando a Uribe, de Uribe respondiendo a la gente “…o los callamos”, de señoras insultado a delfines presidenciales, tuits de personajes cómicos insultando a Petro, comunicados de las Águilas Negras amenazando a las directivas de Fecode y demás. ¿Qué está pasando que se está radicalizando el lenguaje? Hay lenguaje violento de parte y parte, de opositores y de coaliciones del gobierno.
Si nos limitamos a las elecciones las víctimas van en un 30% de la oposición al gobierno, 21% de coaliciones, 18% otros partidos.
Primero, Ariel Ávila, el investigador social, dice que una de las causas de este multiplicado lenguaje agresivo son las elecciones de octubre, donde a tales insultos sucede luego un asesinato y luego lo justifican expresando “hay muertos que se lo merecían”, como lo hizo un uribista recientemente.
Segundo, lamentablemente el lenguaje explicativo y pacífico de las víctimas de estas elecciones, puesto en videos previos a sus muertes, donde advierten lo que va a pasar, no está siendo escuchado por el gobierno, lo cual crispa más ánimos de los copartidarios.
Tercero, no todo se debe a la contienda electoral, Uribe ha declarado “enemigos” a ciertos gremios y sus feligreses han salido a las calles a gritarles “…o los callamos”. Él está perdiendo liderazgo, al parecer por el llamado de la Corte, y la gente todos los días ve más claro que todo el apoyo a Uribe nace en su “finca” Antioquia. Las explicaciones que dan son cada vez más débiles.
Cuarto, no pudo controlar el uribismo que una fundación saliera de forma sorpresiva a publicar unas fotos feísimas, lo que muestra que el uribismo no lo puede controlar todo y que son múltiples sus opositores, o mejor dicho: son numerosos los amigos de la verdad afortunadamente, pues la verdad ¿a quién le choca? (bueno, a veces sí).
Quinto, los entrevistados por la Corte en el caso Uribe (compra de testigos), los que van en septiembre muestran que el caso va en serio y las promulgaciones de la Corte frente a estas pruebas (previas) no han sido favorables al expresidente ni tampoco las vueltas que ha dado el caso.
Sexto, de cara a las elecciones de octubre, el renacimiento de la guerra tras el anuncio de la disidencia fariana ha convertido en “buenos” ante la opinión pública a los once mil guerrilleros que dice la gerente de JEP siguen valientemente convencidos de cumplir con el proceso de paz, es decir, la gente se dio cuenta de que hay más grises en el asunto de apoyar o no el proceso porque las cosas podrían ser peores con los exguerrilleros. Finalmente, los más beneficiados han sido los seguidores de Timochenko y los “malos” reincidentes han mostrado que hay “buenos“obedientes.
Entonces, el lenguaje de los uribistas, que siempre ha sido agresivo, ahora se muestra mucho más crispado por los nervios y los miedos de una nueva situación desventajosa respecto al proceso de paz, las relaciones con Venezuela y otra más con las elecciones de octubre (que ya el fuego lamentablemente para el país es de parte y parte, mediado por sicarios contratados). A la par, el lenguaje de la oposición también se crispó ante el uso de los mismos métodos que los unos estaban empleando. No crean que son buenas noticias para país, claro que no. Sencillamente, porque falta un mes para elecciones, porque falta que llegue el 8 de octubre y porque el conflicto colombo-venezolano está todos los días peor. Pero, además, porque la coalición del gobierno seguirá torpedeando el proceso de paz.
