Este fin de semana tuvo lugar en el fútbol “profesional” colombiano una situación muy triste pero que a su vez demostró algo que he venido diciendo desde hace algún tiempo. La censura flagrante y grosera por parte de Win Sports y de RCN de la protesta de los jugadores de fútbol profesional colombiano les quitó la careta a muchos actores dentro del teatro de la Liga Águila y evidenció varias situaciones, las cuales enunciaré a continuación.
Por parte de los dueños —y negreros— de los canales de televisión Win Sports y RCN se evidenció totalmente un afán por esconder e invisibilizar la protesta. Estos mandamases del cable se preocuparon más por ocultar ante la opinión pública la manifestación de los jugadores que por esclarecer sus causas, por indagar a los actores involucrados a fines de que ellos explicaran el porqué de dicho inconformismo. Tal actitud demuestra dos cosas. La primera, que ellos son apáticos por la realidad social que vive el empleado-jugador de fútbol, solo les interesa el circo, el firulete, el chismerío y lo que a ellos les pueda generar réditos; y la segunda, que no son medios autónomos, son mercaderes de la información vendidos al mejor postor, en este caso a los dirigentes de la Dimayor, quienes están más preocupados por ganar dinero e ignorar a los futbolistas, que en conjurar las graves problemáticas que tiene una liga mediocre, con bajas asistencias a los estadios y nulos ratings en los partidos de fútbol.
Ahora, por parte de los periodistas deportivos, se demostró fehacientemente que ellos no son periodistas en el sentido amplio de la palabra. Un periodista se encarga de informar lo más objetivo posible de una situación de hecho que esté aconteciendo, su producto es la noticia; sin embargo todos los que sabíamos lo que estaba sucediendo fuimos testigos de cómo estos empleados televisivos voltearon las cámaras y las opiniones, y las enfocaron en otros hechos, es decir, voltearon la cara al hecho informativos y quisieron pasarlo por alto, trataron de distraer al espectador con el fin de que Este no supiera qué era lo que estaba pasando. Se convirtieron en antiperiodistas bajo el miedo de perder el trabajo porque sus jefes, los dueños de los canales, seguramente los amedrentaron dándoles la indicación que no debían hablar de dicha situación ni de darles trascendencia. Pero bueno, esa es la labor de muchos “periodistas” colombianos, no solo en lo deportivo, sino en lo político, social y cultural.
Por parte de los clubes de fútbol quedó demostrado por qué la gran mayoría de jugadores colombianos no sienten sentido alguno de pertenencia por los colores que ellos dicen representar. ¿Qué clase de amor se va a sentir por una institución que, en vez de tratarlos como parte importante de la institución, los trata como simples empleados? ¿Qué clase de sentimiento puede despertar un club que no es de la gente sino de dos o tres sociedades que no se preocupan siquiera por garantizarles que pueden lesionarse en el entrenamiento y en la EPS lo van a atender porque está afiliado a salud? ¿Qué garantía puede dar una empresa futbolística que ignora las peticiones respetuosas que se le hacen y que solo está preocupada por ganar plata antes que darle alegrías a la afición y motivaciones a los futbolistas?
Todo este mar de situaciones patéticas y anómicas son las que propician que el fútbol colombiano, a la hora de salir a competir en el plano internacional, solo pase vergüenzas y penurias; este año ni un solo equipo —de los 4 que entraron a la Copa Libertadores— llegó a octavos de final (incluso uno de ellos fue considerado el peor de la competencia) ¿Qué piensan ganar en el plano internacional si lo que consideran en el exterior como “condiciones mínimas de trabajo” acá se ignoran y se invisibilizan?
Invito a los futbolistas a seguir protestando, pero esta vez de forma más astuta; no les den entrevistas a esos empleados televisivos que buscan ocultarle a la sociedad sus problemáticas; no se dejen manosear de aquellos que, de manera hipócrita los felicitan por haber tenido un gran partido, pero por el otro lado los ignoran y voltean las cámaras cuando ustedes manifiestan la falta de garantías y las promesas que les incumplen. Lo positivo de estas situaciones es que se les han caído las caretas a estos oscuros personajes. Y usted como ciudadano qué hará: ¿seguirá de indiferente?, ¿jugando del lado de aquellos que mantienen al fútbol colombiano en el atraso?, ¿le pasará el balón a los únicos que hacen algo para que el país sea reconocido a nivel mundial? El balón lo tienen ustedes.
