El miedo de que Colombia se convirtiera en Venezuela influyó, claramente, en una parte del electorado que desistió de votar por Petro a la presidencia. Tal temor, infundado o no, cierto o no, generó un precedente de cómo una población de fácil persuasión, por no decir ignorante, cree que las políticas de un gobierno extranjero se replican exactamente en otros países.
¿Acaso Ecuador no promulgaba un modelo económico, que bajo el nombre de socialismo del siglo XXI, era similar al modelo venezolano? El asunto es que, parecido o no, otro fue el destino de Ecuador, a quien se le reconoce avances significativos en infraestructura, reducción de la pobreza, educación e innovación. Semejante resultado se demuestra en que durante menos de cinco años Ecuador escalonó 24 puestos en el ranking mundial de competitividad, mientras Colombia permaneció estancada en la misma posición.
Los electores se dejaron creer el cuento que la izquierda acabaría con la economía, expropiaría todo cuanto pudiera y hundiría la inversión extranjera. A tal punto fue el miedo que inclusive la finca raíz permaneció estancada durante los últimos meses esperando el nombre del futuro presidente. Si era Petro muchos ya habían anunciado que venderían lo que tenían y se irían del país, cual si fuera tan sencillo. Como ganó Duque se cree que todo seguirá igual y no habrá expropiación.
Trato de entender el miedo que causa Venezuela en los colombianos. Quizá porque hemos sufrido su situación como propia. El arribo de hermanos venezolanos a nuestro país en busca de una oportunidad, dejando atrás lo construido en años, teniendo que asumir trabajos muchas veces mal pagos, con una seguridad social incierta, sin papeles, causa temor. Y por el bien de ese país, y del nuestro también, esperamos que esta situación termine prontamente, aunque todos sabemos que serán años lo que le tomará a Venezuela para volverse a recuperar.
El turno le corresponde ahora a México. López Obrador, el candidato ganador, esperó tres elecciones para llegar a la presidencia. En ese país pesó más el cansancio y los cuestionables gobiernos que ejercieron los partidos tradicionales durante mucho tiempo que el temor de volver a México en Venezuela, quizá porque no viven tan de cerca esta problemática y ya estuvo bien con el PRI y con el PAN. El caso es que en Colombia fue lo contrario, y aunque los partidos tradicionales le brindaron su apoyo al candidato ganador, todo indicaría con el resultado que dejaremos de ser Venezuela parte 2.
El reto de México para Latinoamérica es monumental. El éxito de sus políticas sociales y económicas, el buen gobierno y las prácticas anticorrupción sentarán un gran precedente de cómo liderará un país un hombre de izquierda para las futuras elecciones. Como quien dice: si a México y a López Obrador les va bien, entonces tendremos una nueva esperanza para candidatos alternativos a los partidos tradicionales.
En caso contrario, de un fracaso del gobierno mexicano, ya no será Venezuela sino México la excusa en 4 años para meter terror en Colombia. Seguirán siendo los mismos con las mismas los que sigan gobernando al país, y mantendremos la política del miedo, ayer a la guerrilla, hoy Venezuela y mañana quién sabe.
