Cuando la Selección Colombia regresó de Rusia el pasado cuatro de julio, más de 100 mil personas salieron a la calle a recibirlos. No había mucho que celebrar. La Selección no había podido repetir su gesta de Brasil 2014, quedar entre los cinco mejores equipos del campeonato del mundo.
La gente había salido a la calle era a reconocerle a Pékerman el trabajo que viene realizando desde inicios del 2012 y que ha llevado a Colombia a dos mundiales consecutivos. Sin embargo, el ciclo está a punto de concluir por la interferencia del peor enemigo que ha tenido el argentino en sus seis años de gestión: Álvaro González, presidente de la División de Fútbol Aficionado y quien viene haciendo fuerza por Juan Carlos Osorio para nuevo seleccionador de mayores.
Otra de las razones para que Pékerman no continúe dirigiendo es la presencia tras bambalinas de su yerno, Pascual Lezcano. A quien muchos periodistas, empresarios y agentes de futbolistas tildan de ser el poder detrás del poder, utilizando como plataforma de lanzamiento de jugadores al equipo nacional, lo que explicaría las alineaciones que utilizó el argentino en muchos encuentros de Rusia 2018.
Y, por si fuera poco, a finales de julio Pékerman recibió una carta de la Federación Colombiana de Fútbol –FCF– en la que se especificaba la terminación de su contrato el 31 de agosto de este año, lo que, si bien podría ser puro trámite, para el abogado Andrés Charria, experto en contratos relacionados con el fútbol, es un claro mensaje de que no lo quieren más. Sumado al hecho de que Ramón Jesurum, presidente de la FCF, dejó plantado a Pékerman el viernes de la semana pasada en una reunión extraoficial, una reunión en la que tendrían que haber definido la continuidad o la renuncia del técnico argentino
A la fecha, la verdad es que ni la continuidad ni la salida de Pékerman están claras, su contrato tiene vigencia hasta el próximo 31 de agosto, la mayoría de los colombianos valoran que la selección haya pasado dos veces seguidas a campeonatos del mundo luego de 16 años y, que el 28 de agosto, cuando se reúna el comité de la FCF, el país sabrá definitivamente si el argentino seguirá o no. Aunque todo parece indicar que no va más.
