Quién iba a pensar que los colombianos fueran receptivos dos veces a la misma estrategia política. Bueno, en realidad en política los colombianos siempre tropiezan con la misma piedra una y mil veces reproduciendo los mismos resultados perversos sin que aparentemente caigan en cuenta que cuando escogen su candidato están generando, ellos mismos, las lamentadas situaciones en que viven o sobreviven.
Ahora que salen datos de algunas encuestas, donde un candidato brabucón y hablador se perfila en el segundo lugar, veo la exitosa repetición de la estrategia de la alcaldesa de Bogotá, quien con sus frases altisonantes contra la corrupción ganó las elecciones.
Ahora el ingeniero millonario amigo “secreto” de Uribe, Rodolfo Hernández copia la estrategia de la alcaldesa y le va funcionando.
Parece que muchos colombianos una vez más tropiezan con la misma piedra. Nada raro.
Los estrategas políticos saben que la mayoría de personas actúan en política siempre por impulsos y apariencias superficiales.
Conocen bien y se aprovechan de la pereza mental de los votantes, de su obvio rechazo a la macrocorrupción ajena y de la simpatía que despiertan los shows quijotescos de personajes como la alcaldesa y el exalcalde Hernández que se le presentan al público como luchadores solitarios contra el mundo.
La gente, actuando siempre como sancho, se deja llevar por las frases fuertes y vacías que lanza su líder y entregan su idiota voto útil para que todo continúe igual. Solo los egos de los falsos brabucones se benefician.
Los dos personajes siguen el mismo camino, hablan, gritan, acusan con gran eco mediático y luego rectifican en rincones oscuros que pocos conocen. Eso no importa, el efecto buscado ya está en el bolsillo. Los perezosos Sanchos ya les han entregado sus espadas.
Nota: El perfil de los votantes. Unos venden el voto, otros se lo regalan con fervor a farsantes inflados por los medios de comunicación.
Otros votan por su verdugo que dice que los va salvar de un coco todopoderoso que posee un rayo que los puede volver homosexuales, y/o que les van a quitar la holgadísima pensión para dársela a la guerrilla, cosa imposible porque ya se la entregaron a los fondos de pensiones y/o que le va a quitar a los oligarcas de barrio su carro viejo y su amplia mansión.
Solo unos pocos, con toda lógica, votan por sus propios intereses, el grupo de los megamillonarios, claro está.
Se me olvidaban otros electores: los que votan por vociferantes brabucones que los ilusionan con grandes batallas contra el viento, y que les prometen que van a meter a la cárcel a todo el mundo, con la autoridad de sheriff que les da su ego y su estratega político.
